Pequeño observatorio

A mimarse para vivir el verano

JOSEP MARIA Espinàs

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Es época de cremas, suavizantes, masajes, hidronosequé, ejercicios físicos de acción estética, antigrasas y antiarrugas. Periódicos y revistas están llenos de esa publicidad. En las radios y televisiones se dan continuas proclamas que impulsan a recibir el verano con una preparación corporal completísima.

No quiero generalizar: algunos de estos productos deben de ser útiles. El problema es que la mayoría son anunciados con una literatura muy afectada que aparece prácticamente en todas las ofertas. «Mima tu piel y deslumbra con tu belleza». Defender la calidad de la piel me parece bien, pero quizá no es preciso deslumbrar... Claro que una de las modelos elegidas es deslumbrantemente erótica. Supongo que las lectoras del anuncio saben que no llegarán a conseguir aquel cuerpo, aunque lo «mimen» con Body Creator Aromatic Sculpturing Concentrate. Los nombres de este tipo de productos han propiciado un lenguaje de alta calidad creativa.

Deseo a los anunciantes que llegue un verano favorable a la explosión cosmética. Es muy importante que la gente sea feliz. De todas formas, no estaría mal que renunciaran a algunas exageraciones. A mí no me importa que una crema seaadvancedysinchronized, pero creo que es perder de vista la realidad afirmar: «Su piel no puede vivir sin ella». Los consumidores aceptan las exageraciones, ya se sabe, pero es innecesario llevarlos a aceptar mentiras. Porque no es verdad que una piel pueda vivir sin un concreto tratamiento cosmético. La piel tiene una capacidad de resistencia vital admirable. Es bueno no maltratarla, pero aseguro al anunciante que es falso que, sin una determinada crema, la piel tenga que morirse.

Esto, sin embargo, no tiene ninguna trascendencia al lado de un hecho preocupante: en verano, la gente tiene que mostrar más el cuerpo. Miles de mujeres –y también hombres– tendrán que pasar por el examen de la playa. Es un examen duro, que valora piernas, pechos, barrigas, culos. Y, como ocurre con los estudiantes que solo se deciden a estudiar en pocas semanas lo que hubiesen tenido que aprender durante el invierno, hay personas que aspiran al milagro estético. Mi sugerencia es que se cuiden, pero que no se angustien. Miren a su alrededor y verán que la playa no es una exhibición de modelos. Piensen como los estudiantes: el próximo año empezaré a preocuparme de mi cuerpo con más tiempo. Y en cualquier caso, la clave está en saber pactar serenamente con el propio cuerpo.