Gente corriente

Mansour N.: «Lleno el vacío que siento caminando por la playa»

Mansour N. <b>Mantero. </b>Dejó en Dakar a esposa y cuatro hijos por perseguir un sueño de prosperidad. La realidad ha resultado ser decepcionante.

«Lleno el vacío que siento caminando por la playa»_MEDIA_2

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NÚRIA NAVARRRO

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Eltop mantaes ilegal, sí. Un delito contra la propiedad intelectual. Pero detrás de lamantahay hombressin papelesarrastrados por un sueño equivocado, metidos en una vía muerta, perseguidos, ignorados por la mayoría. Uno de ellos es Mansour N. (Dakar, Senegal, 1963), conocido entre sus colegas como Joe. Llegó a Barcelona en noviembre del 2008.

–Me duele tanto la espalda que tengo que dormir boca abajo. Cargo con unos 25 kilos y, al correr, el fardo me golpea la columna. No hay un día tranquilo. Siempre aparece la policía. Y todo para ganar muy poco.

–¿Le importa decir cuánto?

–Puedo sacar 20 o 30 euros al día. Pero hay días en los que no gano nada. Y tengo que comer, y pagar el alquiler y las facturas. Nunca tengo nada. Para comprar los bolsos que vendo recojo chatarra durante una semana. Voy con el carrito, buscando en los contenedores. Antes los obreros te daban los cables de cobre, que se pagaba bien. Pero con la crisis, lo venden ellos mismos. Si la policía me requisa el género, estoy perdido.

–Cuénteme un día cualquiera.

–Voy en metro a los almacenes donde compro los bolsos, los cargo y trabajo unas tres o cuatro horas al día. Suelo ir por la Costa Brava, porque en Barcelona la policía es cada vez más agresiva.

–¿Le han pillado alguna vez?

–Dos o tres. Pero se han limitado a tomarme las huellas dactilares y me han soltado.

–Lo que hace no es legal.

–Cierto. Y créame que quiero otro empleo. Los europeos se llenan la boca hablando de derechos humanos, pero ¿qué derechos tiene el que no tiene papeles? Para tener papeles hay que tener trabajo y no hay trabajo sin papeles. Si no se legaliza a los inmigrantes, pierde todo el mundo. Somos gente que no pagamos impuestos, que no cotizamos a la Seguridad Social. Dinero desperdiciado.

–De usted también se aprovecha una red de falsarios.

–Yo no conozco a los que mueven el negocio deltop manta.No sé de dónde viene el género. Me limito a comprar y a vender.

–¿Qué hacía en Senegal?

–Trabajé en el puerto de Dakar, encargándome de entregar los contenedores de los barcos a los clientes. También fui agente de seguridad en embajadas y bancos.

–¿Dejó familia?

–Dejé a una esposa y a cuatro hijos, de 20, 16, 12 y 10 años.

–¿Hubo una razón para irse?

–El sueño de todo africano es viajar a EEUU o Europa. En África los imaginas como lugares donde puedes ganar dinero fácilmente. Y yo vine para ganarme la vida.

–¿Una travesía penosa?

–No. Vine en avión y con la visa. La primera semana la pasé observando. Hice lo que hacen todos lossin papeles:enterarme de cómo trabajar, ir en metro, comprar la mercancía...

–¿Algo le impactó mucho?

–Me impactó mucho ver a gente durmiendo en la calle. ¡Jamás hubiera imaginado que en Europa la gente no tuviera dónde dormir!

–Usted tiene dónde dormir.

–Sí. Al principio compartí piso con siete africanos, pero no fue una buena experiencia. Ahora vivo con un amigo de mi padre, aunque deseo tener una habitación para mí solo.

–¿No ha pensado en volver?

–No puedo volver. Si volviera decepcionaría a mi familia. Tengo que llegar hasta el final. Pero cuando hablo con ellos le digo que todo va bien. Si les contara la verdad, les llenaría la cabeza de preocupaciones.

–¿Aquí tiene amigos, alguien que le escuche, un paño de lágrimas?

–He concluido que los catalanes son más simpáticos que el resto de españoles. Hay buena gente. Incluso tengo unpadrecatalán, que me vigila de cerca cuando estoy en la calle. «Eh, Mansour, ¿y hoy qué?». Me da consejos que escucho. Solo puntualmente he notado alguna actitud racista.

–Un ejemplo.

–Una vez estaba en el andén del metro y una madre cogió a su hijo y se apartó de mí. Sentí un tremendo dolor aquí, en el pecho. La gente que estaba cerca le dijo a la señora que eso no estaba bien.

–Si su situación mejorase, ¿traerá a su familia?

–No. Europa me ha decepcionado profundamente. ¡Es tan diferente a como la había soñado! En situaciones así, lo que más echas de menos son los sentimientos. El amor... Siento dentro un gran vacío, que intento llenar caminando por la playa. Me recuerda a Dakar la playa.