Ventana de socorro

Los cofres del tesoro

Permitimos el uso y abuso de 'cookies', esa información que lo delata todo sobre nosotros

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE

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En el metro la imagen es curiosa. Frente a ti todos mantienen idéntico gesto. Como en un musical a lo West Side Story, la coreografía es perfecta: tantos móviles como pasajeros, tantas cabezas gachas atentas a las pantallitas en la mano. Es precioso porque además unifica a hombres y mujeres, a jóvenes y viejos, a nativos e inmigrantes, a burgueses y trabajadores. ¿Y qué guardan en esos cofrecitos mágicos que atesoran en sus manos? Algunos van enfrascados en una conversación de whatsapp, los más juegan al Candy Crush. Dicen que conservar algo del niño que fuimos es cosa beneficiosa, que la creatividad requiere de una regresión a la infancia y que nos convendría recuperar la inocencia y la naturalidad. Sin embargo, no son las capacidades de autenticidad y asombro las que denotan los rostros de los jugadores solitarios del transporte colectivo.

Psicopolítica es un libro del filósofo Byung-Chul Han (Editorial Herder) que analiza las nuevas técnicas de poder del capitalismo neoliberal. Dice que vivimos una ilusión, que estamos sometidos, pero que ni siquiera somos conscientes de nuestro sometimiento, que nos creemos libres cuando en realidad el sistema explota nuestra libertad mediante el acceso y el control a ese porrón de datos que generamos cada vez que conectamos nuestros teléfonos y ordenadores, es decir, todo el santo día. Lo más astuto del nuevo capitalismo digital es que nos entregamos a este control y esta vigilancia totales efusiva y voluntariamente. Permitimos el uso y abuso de cookies, esa información sobre nuestra trayectoria que nuestro ordenador envía a la web que estamos visitando y que lo delata todo sobre nosotros.

Por eso me figuro que jugamos compulsivamente en los ratos que podríamos dedicar a pensar, porque de algún modo necesitamos escapar a la oscura conciencia de que nuestros cofres del tesoro son también nuestra condena. Lo único malo es que a estos juegos jugamos absolutamente solos.