Al contrataque

'Júzgame Deluxe'

En España, los juzgados son los nuevos platós

Miguel Blesa, izquierda, y Rodrigo Rato.

Miguel Blesa, izquierda, y Rodrigo Rato. / periodico

RISTO MEJIDE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Por qué no lo admitimos de una vez? Los juzgados son los nuevos platós. Rato y BlesaRatoBlesa son solo las últimas incorporaciones de la nueva temporada cargadita de sorpresas, que esta vez incluirá banqueros, empresarios, políticos, tesoreros y hasta alguna infanta. Pero ya podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que en esta edición, mientras la oligarquía patria que nos ha tocado sufrir va haciendo su paseíllo procedimental, nosotros queremos estar ahí en primera fila para verlo todo y no perder ripio. España merece verles la cara bien. Cada gesto. Cada inflexión. Que se les caiga la cara de vergüenza en HD.

Si eso es así, ¿por qué permitimos aún esos planos? Esa realización monocámara cenital. Ese ritmo soporífero en el montaje. Esa iluminación. Por Dios. Esa iluminación. Por no hablar del sonido. Ni que esto fuera la gala de los Gaudí. Que no, hombre, que no. El mejor reality y nosotros aquí tragándonos imágenes que no están a la altura de su contenido. Dejémonos de producciones amateurs con cámaras de seguridad y encarguémoselo a los que saben de esto, verás qué risas, verás qué bien.

Para empezar, dos formatos diferenciados. En Júzgame Diario se tratarán los temas menores, como de andar por casa. Concejales y alcaldes a lo sumo. El corrillo de sátrapas y ladronzuelos de poca monta que permitieron la corrupción de baja intensidad pero de alta frecuencia irá desfilando con pena y sin gloria hasta que de pronto demos con algún Benavent dispuesto a tirar de la manta. Ahí se paran máquinas y se empieza a cebar todo cara al Deluxe. Una vez por semana. En prime time. Hasta la madrugada y más allá.

Aguantar la tensión

Su señoría deberá saber aguantar la tensión de un interrogatorio. Poner morritos cuando no esté de acuerdo con algo. Dejar silencios incómodos que hagan que el acusado se derrumbe. Interactuar con la fiscalía o bailar un politono cuando vea que el ritmo decae. Y sobre todo, permitir que ambos lados, acusación y defensa, se descalifiquen y desplieguen su arsenal de argumentos de la forma más agresiva posible, que ya no quedan juicios mediáticos paralelos y aún hay que entretener.

Los tediosos sumarios serán sustituidos por escaletas sin tecnicismos, más reducidas en volumen y complejidad. Y a los procuradores los cambiamos por tronistas ligeritos de ropa y con número colgando del bañador para el sorteo posterior de indultos que se realizará por SMS.

No sé si así conseguiríamos mejores resultados que los actuales, si acabaría habiendo más condenados que ahora o seguirían yéndose la mayoría de rositas. Pero igual conseguimos aligerar la justicia y que las sentencias se produzcan inmediatamente. Eso sí, siempre después de la publicidad.