El epílogo

Juan Rosell da el salto

ENRIC HERNÀNDEZ

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La tímida oposición aJuan Rosellsurgida en Foment del Treball, aunque vapuleada hace una semana en las urnas, ha servido como acicate para que el empresariado catalán se atreva a dar un salto inédito desde los lejanos tiempos deCarlos Ferrer Salat: la presentación formal de un candidato a presidir la CEOE, la gran patronal española. Cauto como pocos y reacio a dar pasos en falso, puede el lector dar por seguro que siRosellha oficializado su candidatura es porque tiene prácticamente asegurada su elección en sustitución deGerardo Díaz Ferrán.

Es esta, en sí misma, una gran noticia. Después de la etapa dorada deFerrer Salat, que como fundador y presidente de la CEOE en la transición auspició los Pactos de la Moncloa, los empresarios catalanes habían permitido que la patronal española quedase en manos de dirigentes no siempre distinguidos por su buen hacer empresarial. Salvando las distancias, ni el sempiternoJosé María Cuevas-23 años en el cargo- ni el desventuradoDíaz Ferránpodían acreditar una hoja de servicios en el sector privado digna de mención. Solo por esa razón, la alternativa deRosell-con acreditada experiencia al frente de Congost, Enher, Fecsa, Uniland...- aporta ya un plus a la CEOE, en comparación con quienes durante el último cuarto de siglo han ocupado esa alta responsabilidad ahora en liza.

Aunque para evitar recelos no haga bandera de su origen, hay en su candidatura una lógica político-territorial insoslayable: los empresarios catalanes, hartos de quejarse de los desvaríos del capitán, han decidido al fin subirse al puente de mando. Caso análogo ha sido el del presidente de La Caixa,Isidre Fainé, al aceptar la presidencia de la Confederación Española de Cajas de Ahorro con el reto impulsar la reconversión del sector financiero español.

Altura de miras

Como Ferrer Salat en los años 70, el próximo líder de la CEOE afronta una grave crisis que demanda altura de miras. Las reformas económicas que precisa España serán más efectivas y justas si emergen del consenso social. Ese es el toro con el que, salvo sorpresas, deberá lidiarRosell.