Gente corriente

Javi Castaño: «Ahora vienen a tatuarse niñas de pasta con su mamá»

Un lienzo vivo. Los 'cracks' del tatuaje han marcado el cuerpo de este tatuador de Montcada i Reixac.

«Ahora vienen a tatuarse niñas de pasta con su mamá»_MEDIA_1

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Gemma Tramullas

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El estudio Electric Tattoo de Barcelona está forrado de cuadros inquietantes y animales disecados: ciervos, lechuzas... La cabeza y la piel de un jabalí hacen las veces de alfombra.

-Esto es un poco siniestro, ¿no?

-Tengo interés en monstruos, mutantes, serpientes, dinosaurios, dragones, demonios, torturas y lo de los animales es una cosa macabra más, pero soy muy respetuoso con la naturaleza. Estos animales están aquí porque alguien se los ha comido.

-¿Por qué se asocia el tatuaje con la violencia?

-Yo soy el menos violento del mundo; si cazo una mosca en el comedor, abro la ventana y la echo a la calle. Los hombres a menudo piden temáticas bélicas, muy viscerales. La parte más sensible nos la reservamos. No vas publicando por la calle que cada día le llevas flores a tu mujer.

-¿Existe un perfil de cliente?

-Cuando empecé, hace 15 años, venían yonquis y gente de prisión. Era más suburbial, pero se ha normalizado. Ahora vienen a tatuarse niñas de pasta de 19 años con su mamá.

-Tiene tatuado hasta el entrecejo. ¿Le queda algún espacio libre?

-Llevo el cuerpo lleno, pero algo queda. Contra más viejo, más gandul soy para seguirme tatuando.

-¿Por qué tantos?

-Soy un coleccionista. Muchos de mis viajes están relacionados con tatuarme, pago lo que haga falta y llego hasta donde sea para que me tatúe alguien que admiro.

-Cuente uno de estos viajes.

-El primer tatuaje que me hice en California es de Tim Lehi, de San Francisco. Unos días antes de mi cita con él estaba en una convención en Richmond, justo en la otra costa, y desde allí alquilamos un coche y fuimos cagando leches para llegar a tiempo. Nos pusieron seis multas, un policía nos apuntó con la pistola pensando que huíamos, ¡incluso nos amenazaron con meternos en prisión! Pero nos veían tal cara de pena que nos perdonaban por los pelos.

-¿Llegaron a tiempo?

-Llegamos al día siguiente de mi cita, pero el tatuador lo entendió.

-¿Qué cuesta hacerse un tatuaje con uno de los grandes?

-Depende mucho. Un tatuaje tipo suvenir, de una sola sesión de 3 o 4 horas, entre 300 y 800 euros. Hay un tal Mr. Cartoon que tatúa a famosos en Los Ángeles -y que a mí ni siquiera me parece tan bueno- que cobra 900 dólares la hora o algo así. De risa.

-¿Cómo se metió en esto?

-A mí siempre me ha interesado más el dibujo y tengo varios cuadros de estilo clásico. Cuando voy de viaje es fácil encontrarme en un museo delante de un cuadro de Rubens, Patinir o El Bosco. Pero cuando empecé a tatuarme vi que no había un nivel tan fuerte en Barcelona y me interesó más eso que estudiar.

-¿Y el primer tatuaje que se hizo?

-Es una chorrada muy pequeñita. ¿Quiere verlo?

-Si se puede.

-(Enseña el hombro) Este dragón. Me lo hice hace 18 años. Entonces un chaval de 16 no llevaba tatuajes, era muy chocante. En su día era la hostia, pero ahora es excesivamente pequeño, lo veo tan ridículo…

-¿Tuvo que pelear para hacérselo?

-Nadie me apoyaba, así que no lo hablé mucho y lo hice. Como no tenía muchos ingresos, hice trampa en un concurso de pintura, gané y con el dinero me fui a hacer el tatuaje.

-¿Y qué sensación tenía?

-¿De tramposo? Me daba igual, yo quería la pasta.

-No, no. Quería decir qué sintió con su primer tatuaje.

-Recuerdo la conversación de mi tatuador con su novia, cómo montaba la mesa, cómo abría las agujas, lo recuerdo todo y eso que tengo muy mala memoria.

-¿Y el dolor?

-Iba preparado para mucho más, no fue un gran trauma. De hecho, creo que sientes más el dolor cuando llevas muchos años tatuándote porque igual pierdes la sensación de novedad, esa pasión inicial.

-Este símbolo que lleva tatuado en el entrecejo. ¿Qué significa?

-Es un símbolo de protección tailandés que ahora mismo no me haría.

-El problema es que esto no se va.

-Tienes que aprender a convivir con tus decisiones.

-Buena frase.

-Estoy hablando de los extremos, la cara y las manos, aunque ahora hay láser y con 150 euros me lo podría quitar. Pero no me preocupa; primero tengo que ir al dentista.