NÓMADAS Y VIAJANTES

Hillary se pone en marcha

RAMÓN LOBO

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Salvo catástrofe o desgracia, Hillary Rodham Clinton será la candidata demócrata en el 2016 para suceder a Barack Obama. Es cierto que queda mucho y que Churchill dijo que «en política un día es un año y un año una eternidad». Quedan pues dos eternidades para que comiencen los caucus y primarias en Iowa y Nuevo Hampshire, que inauguran el circo ambulante. Siete meses de estado en estado, de debate en debate. Suele ganar quien tiene más dinero y dice menos sandeces, algo que no siempre va unido. Recuerden al pobre Rick Perry, el de Tejas.

Todavía no se han puesto en marcha los motores en el Partido Demócrata y ya ruge una candidatura en apariencia imbatible: la de Hillary. Los grupos de presión y los que recaudan fondos (los llamados PAC), que tan bien trabajaron para Obama en el 2008, están ahora con ella. El mas importante de los demócratas, el Priorities USA Action, ya ha empezado la campaña. No solo se trata de dinero, sino de disponer de una máquina electoral perfecta. El jefe de la campaña de reelección de Obama en 2012, Jim Mesina, trabaja para colocar a Hillary Clinton en la Casa Blanca.

El asunto parece tan claro que la revista Time se pregunta en su portada: «¿Puede alguien parar a Hillary?», y añade un subtítulo: Cómo asustar a los rivales sin haber declarado (aún) la candidatura. Si uno busca políticos demócratas que puedan hacer sombra a la exsecretaria de Estado, salen muy pocos. Quizá el actual vicepresidente Joseph Biden, la estrella ascendente del Senado, Elisabeth Warren (demasiado a la izquierda) o el gobernador de Maryland, Martin O'Malley, un nombre a tener en cuenta en el futuro, quizá como vicepresidenciable.

Hillary tiene, a primera vista, dos problemas: la fecha de nacimiento -en noviembre de 2016, fecha de las presidenciales, tendrá 69 años- y la salud (sufrió una caída en enero de 2013 que le provocó un coágulo en el cerebro). Sería la segunda en edad en llegar al 1600 de Pensilvania Avenue después de Ronald Reagan (casi 70 años). A John McCain, el candidato republicano que se enfrentó a Obama en 2008, le airearon el asunto de los años durante la campaña. Tenía 72; perdió las elecciones.

Hillary también tiene un punto débil político: el asalto del 11 de septiembre de 2012 al consulado de EEUU en Bengasi (Libia), que costó la vida al embajador de EEUU, Chris Stevens, y a otras personas. Se culpó a su Departamento de no tomar las medidas necesarias para proteger al personal estadounidense en esa ciudad. Eran tiempos convulsos tras el derrocamiento de Gadafi.

Hillary declaró ante el comité del Senado que trata los asuntos de inteligencia (es decir, espionaje; no confundir con la otra inteligencia) y asumió la responsabilidad de lo ocurrido. Fue valiente, dio la cara. Este asunto será munición electoral de grueso calibre.

Los republicanos parecen un solar. Su estrella, Chris Christie, se acaba de estrellar en Nueva Jersey, donde es gobernador. El escándalo del puente le ha dejado tocado, si no hundido. Su equipo organizó de forma sibilina el cierre de cuatro carriles de la autopista que conduce al puente George Washington, uno de los más transitados del mundo, para castigar al alcalde demócrata de Fort Lane que no les había apoyado en la campaña de reelección. El atasco duró cuatro días. El gobernador negó su implicación y la de su gente hasta que unos correos publicados por The New York Times le dejaron al descubierto.

Una lista larga

Christie es el Gallardón del Partido Republicano, un tipo que lleva años cultivando un halo de verso suelto. Se le supone moderado. El asunto del puente le desnuda como político y como persona. También están en la lista de precandidatos Rand Paul (Tea Party), Paul Ryan (número dos con Romney), Ted Cruz y Marc Rubio (ambos a la derecha) y tal vez el menor de los BushJeff, que era el gobernador de Florida cuando su hermano ganó por un puñado de votos a Al Gore en el 2000. Sin Christie en el juego es probable que los republicanos escojan un candidato muy conservador.

La extrema derecha estadounidense odia a Hillary. Ya odiaban a Bill Clinton y así siguen la tradición familiar. Para ellos tiene dos defectos, que unidos en la misma persona representan una amenaza: es mujer e inteligente. Hay mucho machismo y grosería en las descalificaciones. Hillary es una excelente oradora, tiene oficio y es fajadora. Será una formidable candidata sea quien sea el rival, pero si tuviera en frente a un simpatizante del Tea Party, arrasaría en las urnas. Sería hermoso: después del primer presidente negro, la primera mujer presidenta de EEUU.