El turno

Generación digital

NAJAT El Hachmi

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Esta semana es la más feliz de mi vida: por fin tendré un ordenador para mí solo. Esta alegría tan grande solo la ha estropeado mi padre, que no para de refunfuñar. Pero ¿qué sabrá él? Si pertenece a otra generación atrasada, que no se entera de que nosotros ya hemos hecho un cambio evolutivo. Dice que es demasiado pronto para dar este paso, que será una herramienta contraproducente porque, aun viéndole las ventajas de los medios digitales, cree que ahora aún nos dispersaremos más. Generación clic, dice a veces moviendo la cabeza. Claro, no ve que esta es la forma que tenemos los adolescentes de hoy en día de motivarnos para aprender, pero si se lo digo no tarda en gritar que qué cojones, que formarnos ya debería ser suficiente motivación, y que además de ser la generación clic somos la de los espabilados manipuladores que nos ingeniamos cualquier cosa para hacer el mínimo esfuerzo. No entiende que aprender con ordenador es mucho más divertido. Es como un juego. «Que no, que perderéis mucha concentración si dejáis de tener libros en papel», insiste «¿No veis que un libro es un relato? Empieza y termina, tiene un orden, una sucesión lógica. ¿Qué harás con el digital?, ¿aprender de la misma manera que navegáis por internet, yendo de un lugar o otro? Esto si no os pasáis el día en el Facebook chateando». Le cuento que nos libraremos de mucho peso en las mochilas, y me dice que los únicos que se librarán de poner ordenadores como Dios manda en las aulas son los del Gobierno, y que estos tan pequeños provocarán que de aquí a unos años todos seamos miopes y jorobados. ¡Qué exagerado! ¿Y el dinero qué? Que el ordenador lo pagas una vez y basta, y ya no tienes que comprar libros. Entonces me ha soltado no sé qué discurso sobre cómo nos atan las máquinas y que los libros no se estropean, para terminar con: «¿Y qué crees tú?, ¿que los libros digitales no se pagan?» Estaba tan sulfurado que le he dejado hablando y he ido a desactivar las restricciones de navegación de mi ordenador.