OPINIÓN

El final del recreo político y económico

JESÚS RIVASÉS

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El recreo político y económico iniciado tras las elecciones del 20-D está a punto de terminar. Apenas queda una semana. Todo apunta a repetición electoral, pero hasta el rabo todo es todo e incluso Albert Rivera admite que, aunque no lo cree, “existe la posibilidad de que los socialistas pacten con Iglesias”. Es la última oportunidad de Pedro Sánchez. Sería legítimo pero claro, necesitaría el concurso de nacionalistas e independentistas y, entre ellos, en Convergència (Puigdemont, Homs y Mas) no quieren volver ahora a las urnas, sobre todo si tienen que hacerlo solos y no en compañía de la ERC de Junqueras, que ve los toros más desde la barrera y desde los problemas económicos del día a día.

El día después del recreo, haya Gobierno o elecciones, será complicado. Luis de Guindos, que ahora también tendrá que hacer de ministro de Industria en funciones, en el lugar de José Manuel Soria, ha constatado en Washington, en la asamblea de primavera del FMI, que existe preocupación general porque la situación económica global da muestras de enfriamiento. España todavía es –y puede serlo un par de años- el país de nuestro entorno que más crece y más empleo crea. A pesar de todo, el Gobierno ha tenido que rebajar las previsiones y el PIB ya no crecerá en el 2016 un 3% sino un 2,7%, y en el 2017 no lo hará al 2,9% sino al 2,4%. Debería permitir la creación de 900.000 puestos de trabajo, pero tampoco nadie lo puede garantizar.

España afronta en los próximos días sus incertidumbres más urgentes, que se resumen en elecciones o un más que complicado Gobierno de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias, investido con apoyos nacional-independentistas. Y si hay elecciones, tampoco está claro que pueda formarse un Gobierno con cierta rapidez. Todo se hubiera evitado si la Constitución no previera plazos tan largos para negociar, algo que debería ser corregido en el futuro.

Las incertidumbres españolas no son las únicas y a ellas se suman, en primer lugar, el referéndum británico sobre la permanencia en la Unión Europea. También empieza a pasar factura: “Los temores sobre el referéndum británico reprimen –posponen- nuevas contrataciones e inversiones”, anunciaba ayer a toda página el 'Financial Times'. Y hay más, Grecia no acaba de solucionar los problemas de sus bancos y, aunque más lejana, empieza a inquietar qué ocurrirá en las elecciones presidenciales francesas del próximo año. Las primeras pistas quizá lleguen hoy mismo con la publicación del índice ZEW de Alemania, que mide la situación actual y las expectativas de la confianza inversora. Por último, España tendrá más tiempo para ajustar sus cuentas, es decir, para reducir el déficit y la deuda, pero tendrá que hacerlo –gobierne quién gobierne- y puede ser doloroso. Han sido meses de recreo político y económico, ahora con el ruido de los 'papeles de Panamá' al fondo, renuncias incluidas y sorpresas pendientes, pero todo se termina.