IDEAS

Esto o nada, Andrew

RAMÓN DE ESPAÑA

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Siempre que Andrew Niccol estrena una película me propulso al cine en que la proyectan, pero creo que con The host voy a hacer una excepción. ¿Otra adaptación de Stephanie Meyer? No, gracias, estoy de adolescentes góticos hasta el gorro. Vale, el guion lo ha escrito el propio señor Niccol, y seguro que hay imágenes evocadoras y demás marcas de la casa, pero tengo la impresión de que se ha puesto al frente de este proyecto porque no se le ofrecía otra opción y tiene tres hijos que alimentar.

En Hollywood, la vida del autor es complicada. Pocos consiguen imponer su visión de las cosas a la industria. A Terrence Mallick se le adoraba cuando hacía una película cada 20 años, pero ahora que le ha dado por rodar una cada dos no creo que tarden mucho en ajusticiarlo. Por no hablar del pobre Paul Schrader, que acaba de rodar una cosa con Lindsay Lohan (¡torero, torero!) que nadie sabe cuándo se estrenará.

Haber nacido en Paraparaumu, Nueva Zelanda, debe imprimir carácter pues Niccol se plantó en Los Ángeles dispuesto a rodar sus melancólicas películas futuristas y al principio no le fue del todo mal: vendió el guión de El show de Truman y le dejaron dirigir Gattaca, el largometraje más desolador jamás rodado sobre el futuro cercano. Tras la leve metedura de pata de Simone, levantó el vuelo con El señor de la guerra, espectacular, contundente y didáctica biografía de un traficante de armas que, lamentablemente, no cosechó la aprobación generalizada del público ni de la crítica, que la consideró un escapismo banal en comparación con Syriana (un ladrillo muy farragoso para mí). Con In time, Niccol pretendió combinar sin acabar de lograrlo su visión fatalista del futuro con un enfoque comercial.

Creo que en Hollywood le han cerrado su línea de crédito. Si quiere volver a hacernos partícipes de su fría, triste y estetizante visión del futuro, antes va a tener que funcionar en taquilla. De ahí, The host. Como decía Sandro Giacobbe, lo siento mucho, el mundo es así, no lo inventé yo.