Al contrataque

El Govern no quiere la república

Ni la quieren, ni sabrían qué hacer con ella, el 'procés' no es más que una añagaza para perpetuarse en el poder

Quim Torra, el pasado 15 de junio, durante su intervención en un foro empresarial en La Seu d'Urgell.

Quim Torra, el pasado 15 de junio, durante su intervención en un foro empresarial en La Seu d'Urgell. / periodico

Clara Usón

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El problema del independentismo catalán no es la cerrazón del Gobierno de España, su gran problema es que ni la mitad de los catalanes quiere la independencia. Si el 60% de los votantes la apoyara, el independentismo tendría fuerza para exigir un referéndum y para que en Europa sus reivindicaciones fueran tenidas en cuenta; la falta de suficiente respaldo interno es su talón de Aquiles, y porque lo saben, los líderes independentistas procuran no hablar de ello (Junqueras, desde  la cárcel, ha aludido a la necesidad de "ampliar la mayoría"- que nunca han tenido-, para ser inmediatamente reprobado por los suyos).

Este lunes, el presidente Quim Torra se reunirá con Pedro Sánchez para exigirle la "aplicación de la DUI"; si yo estuvieran en el lugar de Sánchez, me daría la risa, la DUI fue un acto inclasificable, entre broma, 'happening', farol y timo; el tipo penal en el que mejor encaja es el de estafa, no el de rebelión -por más imaginación que le eche Pablo Llanera-, en las rebeliones los rebeldes no toman las de Villadiego antes siquiera de intentar su propósito, ¡ojalá Franco hubiera hecho un alzamiento tipo DUI!, no habríamos tenido guerra civil, ni dictadura, y España seguiría siendo una república.

Los escoceses consiguieron la celebración de un referéndum, tras décadas de luchar por ello, cuando pudieron acreditar que una mayoría abrumadora de escoceses- no una exigua mayoría parlamentaria, que no de votos-, deseaba la independencia, y aun así, lo perdieron. Sin una mayoría holgada, la independencia solo puede lograrse por la vía de las armas, algo que, por suerte, no está en el ánimo de los independentistas catalanes, pero da la impresión de que "ampliar la mayoría" tampoco entra en sus cálculos: nombrar 'president' a un nacionalista excluyente, como Torra, no es la mejor manera de seducir a los catalanes que hablan español y que también se sienten españoles; gobernar tan mal como lo están haciendo, aún menos: las únicas medidas que ha tomado Torra han sido inyectar dinero a TV-3, nombrar altos cargos, ir a un festival folclórico y asignar coche y chófer a su jefe de Hamburgo; preguntarle por la educación, la sanidad, la vivienda o la precariedad laboral, se antoja un despropósito: ni tiene opinión sobre ello, ni le importa un pimiento -mejor dicho, sí tiene un plan, 'laissez faire, laissez passer', al más puro estilo Rajoy; continuar la labor de degradación del Estado de bienestar emprendida por Artur Mas y continuada por Puigdemont; seguir subvencionando escuelas privadas con los impuestos de todos y confiar en que los sin techo encuentren un cajero en el que resguardarse, mientras nos distraen con la reiterada performance del procés-.

¿La república? No la quieren, ni sabrían qué hacer con ella, el 'procés' no es más que una añagaza para perpetuarse en el poder.