CONTRAPUNTO

El difícil equilibrio de las pensiones

O se incrementan los ingresos de la Seguridad Social o el sistema no aguanta

SALVADOR SABRIÀ

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La llamada 'hucha de las pensiones' ya no da para mucho más. El Gobierno del PP la ha utilizado durante esta legislatura para pagar las extras a los jubilados con el argumento de que precisamente estaba pensada para épocas de crisis en la que faltasen ingresos y ahora ya solo queda dinero para tres pagas más como máximo. En lugar de ser un fondo de reserva parece que la reserva ha tocado fondo. Y es como mínimo contradictorio que esto suceda en un momento en el que el Ejecutivo en funciones se vanagloria, ahora y durante la campaña electoral y sus meses previos, de que España es el Estado con el mayor crecimiento de producto interior bruto (PIB) de la Unión Europea, que está saliendo de la crisis, que se está creando empleo a espuertas y que esto ya no hay quien lo pare.

Pero resulta que tanta alegría no llega a casa del pobre. A pesar del aumento real de la cifra de empleados, los ingresos de la Seguridad Social no avanzan a la misma velocidad, al contrario.Y además sigue aumentando su déficit, por lo que es necesario acudir a la citada hucha, ante la negativa por voluntad política de optar por otras vías de ingresos. Este desequilibrio en sus cuentas está causado, entre otros motivos, porque la mayoría de estos nuevos puestos de trabajo cotizan mucho menos que los de antes de la crisis. Ello se debe a varias razones. En primer lugar porque que ahora hay muchos más contratos a tiempo parcial. Otra causa son las rebajas salariales de los que han mantenido su empleo (y por consiguiente, también el importe correspondiente de sus cotizaciones sociales), a lo que se añade que los sueldos nuevos son más bajos en general que los antiguos.

Además, el Gobierno se ha prodigado con medidas para fomentar la ocupación basadas en rebajas en las cuotas a la Seguridad Social. El argumento era que una vez creado el puesto de trabajo, aunque inicialmente cotizase poco, al consolidarse este ya cotizaría más en el futuro y además en el presente dejaría de ser una carga al no gastar una prestación de desempleo. La realidad es que muchos de estos trabajos no han sido duraderos, aunque sí es cierto que han generado menos prestación por desempleo.  

A este panorama solo falta añadir lo que Josep-Maria Ureta resumía el domingo en este periódico con una cifra: "330 jubilados más al día". Tres centenares de personas que han pasado de aportar una ingente cantidad de ingresos directos al Estado a convertirse en acreedores del mismo, aunque no hay que olvidar que una parte de este dinero retorna a la arcas públicas en forma de impuestos, desde el IRPF hasta el IVA. Y que, cada vez más, los jubilados ganan peso como principal sustentador de muchos hogares. Por el bien de todos, cada vez parece más necesario revisar el sistema de pensiones para garantizar su continuidad, lo que no implica, ni mucho menos, su privatización parcial o  total, sino medidas que aumenten sus ingresos.