Al contrataque
Desnudos
Manel Fuentes
Periodista
El 7 de septiembre de 2009 inició su andadura como director y presentador del programa 'El matí de Catalunya Ràdio'. Dos años después, en septiembre de 2011 comienza a presentar el espacio de entretenimiento 'Tu cara me suena', en Antena 3.
MANEL FUENTES
La privacidad no existe. Ya era una sospecha general, pero Edward Snowden hace algún tiempo nos lo terminó de confirmar. Aquí no hay protección de datos que valga. La cosa es tan escandalosa que el documental Citizenfour, donde el propio Snowden y demás activistas explican el nivel de control que tienen sobre nosotros, debería ser obligatorio en los institutos de secundaria.
A través de la NSA, Estados Unidos y los centros de poder con quienes determine compartir la información nos tienen absolutamente controlados. Si ellos quisieran, tú que lees este artículo estarías expuesto absolutamente. Desnudo. Tendrían tus whatsapps. Tu registro de llamadas. Tus movimientos a través de las tarjetas de crédito. Tus consultas a las diferentes páginas web transitadas. Todo lo que colgaste en Facebook. Todos tus tuits.
La excusa fue la guerra contra el terrorismo tras el 11-S. Y el supuesto filtro para las buenas prácticas en la protección de datos, el mal llamado Safe Harbour. La realidad es que hoy pueden controlar y espiar cualquier iniciativa empresarial, cualquier desliz personal, cualquier atisbo de rebelión o voluntad de oposición al sistema. En EEUU lo hicieron posible por ley, e incluyeron a los ciudadanos de Europa de rebote. Tras el escándalo desatado al saberse que gobiernos europeos amigos habían sido espiados por Washington, la Comisión Europea reaccionó y desde el 2013 empezó a cuestionar Safe Harbour. Manda narices que le llamen puerto seguro, cuando una sentencia acaba de dejar claro que los datos personales de los europeos almacenados por empresas americanas no tienen la protección que nos da la UE.
Una luz de esperanza
De todos modos, los europeos tenemos una pequeña luz de esperanza. A partir de ahora las autoridades españolas de protección de datos pueden suspender la aplicación del Safe Harbour, y por tanto el intercambio de información con EEUU, si tienen sospechas de que las normas europeas no se cumplen. ¿Lo harán? Dejémonos de formalismos. Sin la deserción de Snowden, difícilmente habríamos tenido las pruebas del abuso, con lo que sería preceptivo terminar ya con esta pamema. Estamos expuestos. Controlados. Desnudos. La máquina es tan potente como la tentación de abusar del mundo al alcance de un clic. Llevamos demasiado tiempo dándole a aceptar a todo. A varios inocentes los vistieron de naranja y los enviaron a Guantánamo por las dudas. A varias empresas y gobiernos los espiaron supuestamente por error. Nuestras huellas digitales no solo no se borran, sino que hay alguien que las puede tener ahora sobre su mesa. Así las cosas, ¿quién se va a enfrentar al abuso del sistema desde dentro sin ser acusado de traidor, desequilibrado o terrorista? Cuando escriban un whatsapp, piensen que hay más que un doble check. ¡Safe Harbour. Qué valor!
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