en contra

Cultura no rima con Navidad

RAMÓN DE ESPAÑA
PERIODISTA

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La relación entre la Navidad y la cultura es como la que se establece entre el Día del Libro y la literatura; es decir, nula. Ambas celebraciones, como todos sabemos, se centran en lo económico, aunque se use la cultura como coartada del despilfarro, el jolgorio y el cachondeo. De la misma manera que utilizamos el nacimiento y la crucifixión de Jesucristo para, respectivamente, atiborrarnos de comida y largarnos a la playa, lo de comprar libros, discos y DVD nos permite hacernos la ilusión de que no participamos (del todo) en esa orgía consumista tan típica de estas fechas.

A través de diversos acercamientos al tema con los amigos, he llegado a la conclusión de que cada vez somos más los que utilizamos la Navidad para hacernos con cosas que nosotros no nos compraríamos, pero que si alguien nos regala, pues bienvenidas sean. Me pondré yo mismo de ejemplo: gracias a los regalos navideños de mi hermano mayor, me he hecho con las obras completas deHank Williams,Roy Orbison, los Beatles o los Kinks en CD...que ya tenía en vinilo y me sabía de memoria, por cierto. Por no hablar del año que le obligué, al pobre, a comprarme un tochazo carísimo sobre los 75 años de D.C. Comics (la casa madre de Superman y Batman). No hace falta que les diga que yo no necesitaba nada de eso, pero ahora que lo tengo todo en casa, pues tampoco me sobra.

Pero la parte negativa de la cultura navideña no hay que perderla de vista, pues se incrementa la venta de libros de autoayuda, de repugnantes novelas repletas de buenos sentimientos y de insufribles discos solidarios; mientras se estrenan películas de una cursilería insoportable y no hay manera de sintonizar un canal de televisión que no emitaQué bello es viviro alguna película con niños, perros o -y esto ya no hay quien lo aguante- niños y perros. De todos modos, nada que ver con el Everest de la hipocresía cultural española: las vacaciones de verano, cuando hasta los políticos prometen leer sin tasa.

En cualquier caso, sería injusto negar la existencia de algunos productos culturales de mucho mérito que deben su origen a la Navidad. Me refiero a películas radicalmente opuestas a la citadaQué bello es vivir, como esa cumbre de la animación que esPesadilla antes de Navidad, deTim BurtonyHenry Sellick, o la injustamente ignoradaBad Santa, deTerry Zwigoff…O al discos de villancicos deBob Dylan…Aunque ahora que lo pienso, si esos ramalazos de ingenio salen bien es gracias a su acercamiento -marciano, majareta o directamente hostil- a la Navidad.