Ideas

Cultura rima con factura

JORDI PUNTÍ

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Hace tiempo les hablé aquí mismo de la revista musicalNativa.Con un ritmo bimensual y aspecto de fancín ciclostilado,Nativaofrecía unos contenidos alternativos sobre la música menos obvia y una visión crítica del mercado cultural y sus gestores. Su eslogan para buscar suscriptores erahaznos más independientes,pero me temo que poca gente se apuntó a pagar los 10 euros anuales, porque a finales del 2009 dejó de publicarse. En realidad, vivió una transformación lógica, porque ha resurgido como web: www.nativa.cat. Esta nueva vida le ha dado más dinamismo y una presencia más seria. Se han ampliado sus colaboradores, están más abiertos a otros ámbitos, como la literatura o la danza, y la inmediatez les permite ser ágiles y respetados. Entre los debates que han generado, por ejemplo, hay una reivindicación de la cursilería o una encuesta entre creadores sobre la diferencia entre artista y artesano.

Nativano es la única web que ofrece noticias y debates culturales en catalán. A Viva Veu o Gent Normal son otros colectivos que se toman muy en serio lo de estar a la última e informar, y además con un diseño moderno, claro y divertido. Su ejemplo dinámico, un punto subversivo y sin rehuir lo recóndito, contrasta con la lentitud que suele transmitir la Cultura (así en mayúsculas). Pienso, por ejemplo, en la aparición hace un mes del Cercle de Cultura, una iniciativa «de carácter privado y asociativo, independiente, con voluntad de participar en la vida pública desde la pluralidad ideológica», tal como la definieron sus fundadores. Entre ellos, nombres tan consabidos comoXavier Bru de Sala,Ferran MascarellyPere Vicens.

Estoy convencido que para pensar y difundir la cultura hacen falta todo tipo de perfiles, de los más subterráneos a los más reposados y públicos, pero la lección que hay que sacar de la gente deNativay compañía es el entusiasmo sin rédito político. La cultura subvencionada suele conllevar exceso de gestores culturales, más interesados en gestionar, gestionar, gestionar, que no en la cultura, la cultura, la cultura. Será un acto reflejo inocente, pero cuando leemos sobre el Cercle de Cultura, algunos nos preguntamos (con voz deJoan Capri): «¿Y quién lo paga todo esto?».