Cuatro, cadena sin ADN
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
FERRAN MONEGAL
No se persiguen liebres dando tumbos. No puede pretender la cadena Cuatro dar caza a La Sexta a base de estos inventos improvisados, parches sobre la marcha, como el nuevo espacio de debate político -show de opinadores, mejor dicho- que acaba de estrenar bajo el título Toma partido. Miguel Ángel Oliver no es precisamente un mal obrero de la información política. Como presentador hace lo que puede. Y las criaturas contratadas como debatientes hemos visto que se esfuerzan por dar la sensación de gran batalla en el plató. Se mueven constantemente, se increpan, intentando una fiereza dialéctica y gestual que nos subyugue. Pero se nota que todos estos rifirrafes posturistas se sustentan sobre un poso de comedia, de impostación sobre ellos mismos. Miguel Ángel Rodríguez resulta ser la gran estrella de este show. Dibuja un voluntarioso trabajo de histrionismo. Cristina Fallarás le hace de partenaire a la contra. Consiguen repuntes con pretensiones incendiarias, pero no pasa de chisporroteo de cerillas. Este programa, en su debut, solo consiguió el 3,3% de share. Una cifra en el subsuelo de lo que pretendían. Estas criaturas allí volcadas para que hagan espectáculo no son el problema. El problema es que Mediaset, desde que compró Cuatro a Prisa -y han pasado ya cinco años de aquella operación-, no ha sabido construirle una personalidad a este canal. Cuatro carece de un ADN propio. Lo han transformado en una especie de baúl en el que van volcando heterogéneas mercancías, a veces restos de material sobrante o inservible en Tele 5. A la vista de este Toma partido parece que pretendan resucitar aquel estilo que consiguieron en La noria. ¡Ah! Nunca ha superado Mediaset aquel cierre forzoso. Nunca lo ha digerido. Buscando repetir aquel camino quemaron a la excelente periodista Silvia Intxaurrondo precipitándola en otro invento llamado Un tiempo nuevo. Duró tres meses.
Si lo que pretenden ahora es que este Toma partido consiga hacerle pupa a El intermedio -lo han puesto a competir en la misma franja horaria-, van listos. Quizá la solución sería -si al final hay un Gobierno de izquierda o progresista- montarle un programa a Miguel Ángel Rodríguez, él solito, en plan Cid Campeador fustigando al rojerío. Aznar y Ana Botella podrían ser invitados fijos. Probablemente también Esperanza Aguirre. O sea, una especie de caverna deluxe de la política. Claro que de eso ya se encarga 13 TV.
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