La rueda

El creciente síndrome de Google

CARLES SANS

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Mi amigoLucasposeía la capacidad de retener en su memoria todo tipo de datos, citas, fechas, nombres y sucesos. Era de esas personas a las que antes de preguntarle cualquier cosa, le decía: «Lucas, tú que lo sabes todo¿» para a continuación formularle la pregunta. La capacidad de conocimiento de mi amigo era admirable y me tenía asombrado ver cómo a cualquier duda que surgiese en mitad de una conversación, esta se despejaba en un santiamén si allí estaba Lucas. Respondía en un tono tan firme y seguro que nadie era capaz de dudar de la certeza de sus respuestas.

Como mi capacidad de recordar siempre ha sido más bien escasa, y en este país a los que poseen alguna cualidad notable se les envidia, a mi amigoLucasle tenía un poco de tirria. Me preguntaba por qué tanta lectura acumulada le había cundido más a él que a mí. Pero, ¡ah!, las cosas cambiaron a mejor cuando aparecieron los teléfonos con tecnología 3G para acceder a internet cuándo y dónde uno quiere. Sigo sin memorizar nada, pero gracias al ingente conocimiento que me proporciona Google, mis lagunas ya no las despejaLucassino mi teléfono móvil y susoftware. Ahora, cuando entre amigos dudamos de algo, nos precipitamos todos sobre los móviles para ver quién encuentra antes el dato que necesitamos conocer, y ya nadie recurre al pobreLucas,el cual, se nos ha vuelto tristón.

Amigos: ya no es necesario que estudiemos y memoricemos para adquirir conocimientos, basta con saber localizar el dato que buscamos, y una vez encontrado, olvidarlo, si queremos, porque sabemos dónde encontrarlo de nuevo si es necesario.

Dicho esto, les voy a ser sincero, sigo envidiando cada vez más la capacidad intelectual de mi amigoLucas, el único que ante la duda, sigue sin consultar su móvil.