El epílogo

Clima de fin de ciclo

ENRIC Hernàndez

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No sé ustedes, pero quienes tenemos por oficio mantenerles informados llegamos sin resuello al paréntesis estival. Cansados de suministrales a diario, muy a nuestro pesar, una surtida ración de malas noticias. Exhaustos ante la creciente dificultad para deslindar la noticia de la propaganda, el hecho veraz del relato interesado, el argumento del exabrupto. Políticos, jueces, empresarios, banqueros, sindicalistas y lobistas de todo pelaje han desarrollado tal habilidad para el camuflaje que cada vez resulta más ingrata la tarea de intentar desencriptar la realidad y servirla al lector libre de toxinas mendaces.

Economistas avezados en la disciplina de predecir el pasado, los mismos que no advirtieron la que se nos venía encima, vaticinan ahora una recaída --el dichosodouble dipde la recesión--, prólogo de una larga etapa de atonía económica. Empresarios y sindicatos, incapaces de ponerse de acuerdo sobre qué reforma laboral necesitaba nuestra economía, asaetean ahora al Gobierno por quedarse corto o pasarse de largo, según el caso. El presidente del Gobierno pretende convencernos de que abaratando los despidos evitaremos que estos se produzcan. Y la derecha, a la espera de que el poder le caiga como fruta madura, se erige en defensora de los trabajadores en vez de apoyar una reforma muy similar a la que impulsaría de estar gobernando.

Y en Catalunya, además, padecemos este bochorno de final de ciclo que todo lo impregna. AMontillase le ha hecho añicos su preciado jarrón tripartito, pero lo ha pegado a ver si así disimula el estropicio hasta unas elecciones que no podrá demorar más allá del 24 de octubre; sus socios, enredando con eso de la independencia, por si cuela;Mas, rezando por que ningún escollo, sea sobrevenido o heredado del pasado, trunque otra vez su sueño; yHereu, medio noqueado, dando puñetazos al aire mientras sus segundos sopesan cúando lanzar la toalla alring.

¡Todos de vacaciones!

Gobernantes y opositores; federalistas y soberanistas; taurinos, antitaurinos y mediopensionistas: tómense ya las vacaciones. No saben cuánto se lo agradeceremos los demás.