Vino de mi cosecha

Chuck Norris de Valladolid

JOSEP M. FONALLERAS

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Chuck Norris de Valladolid

Tiene razón mi compañero de páginaLeonard Beardcuando, en suAftersun,compara aJosé María AznarconChuck Norris. Sobre todo en la fotografía tomada frente al Casino Militar de Melilla, una auténtica redundancia que hace explícita la voluntad que le animó a desplazarse a la ciudad autónoma española en territorio africano. No es solo la sahariana beis que matiza el blanco impoluto de la camisa, ni siquiera las manos que enseñan unos músculos en tensión y unas venas prominentes, sino el hecho de colocarse los pulgares en el bolsillo de los pantalones. Este gesto denota un aire chulesco de proporciones colosales, que explica sin necesidad de matices la gran idea de viajar a Melilla en momentos tan delicados como estos. Según explicaMayka Navarro en su crónica, la aparición repentina deAznarse pareció mucho a un paseo militar, a un intento de levantar con altivez de caballero castellano, impregnado de esa característica honradez que preside tantas tragedias, la bandera del honor que ha sido pisoteada por todos los que no han sido capaces de defenderla.

No es un golpe de Estado, Dios me libre, pero transmite el concepto de insumisión civil escondido históricamente en las posteriores revueltas militares. Es un modo de decir, con su sola presencia, que el Gobierno legítimo ha dejado de ejercer sus funciones en un territorio tan delicado, en una frontera entre el bien y el mal. De ahí nace una de las pocas palabras pronunciadas por el expresidente en sutourrelámpago. «Dejadez», ha dicho, y también «acoso», las dos coordenadas en las que, al parecer del PP, se mueve el enredo marroquí. Para eso, para demostrar que, con él (que nunca viajó allí siendo jefe del Ejecutivo), las fuerzas de seguridad no estarían dejadas de la mano de Dios. Y para aclarar, asimismo, que no iba a permitir la política de presión que llevan a cabo los vecinos de Marruecos.

Aznarsabe que su sola presencia en Melilla desestabiliza y confunde. ¿Cómo decidió elChuck Norris de Valladolid su vuelo? ¿Fue mientras desayunaba, irritado por la «dejadez» y el «asedio»? ¿Se invistió él mismo del cargo de embajador plenipotenciario mientras cataba uno de esos vinos que nadie puede impedir que beba, libre como es en un Estado libre? ¿Fue programado con tiempo o respondió a un impulso similar al delNorrisque empieza a disparar sin ton ni son, a pegar coces al primer infiel que se cruza en su camino?

Abrazo policial

Que haya insultos y desprecio hacia las mujeres policías es indignante. Demuestra, por parte de los manifestantes marroquís, de los que han convertido la tierra de nadie de la frontera en un espacio donde colocar los altavoces, una actitud absolutamente reprobable. No tanto por el improperio en un espacio extremadamente sensible, sino por el tono inquisitorial y machista.

Por eso está bien que haya campañas a favor de la bondad de los policías femeninos y de la necesidad que tienen las agentes de sentirse queridas por el pueblo. Ahora bien, ese cartel reivindicativo hecho por un sindicato policial no sé si transmite una imagen del todo correcta.

El hombre que emerge de un mar de letras y que es un individuo atlético y bien proporcionado abraza sin deseo amoroso (es un poco asexuado) a la chica con gorra y uniforme. Pero ella tiene la gorra de lado, fruto del ímpetu del abrazo y se la ve relajada, con un cierto aire romántico, muy necesitada de afecto. No sé: juzguen ustedes mismos.