Editoriales

Catalunya estrena la tasa turística

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Seis meses después de lo que estaba previsto, hoy entra en vigor en Catalunya la tasa que grava las estancias turísticas. Se trata de una imposición finalista, destinada a fomentar el sector, uno de los más pujantes de nuestra economía, y a realizar nuevas inversiones para convertirlo en una actividad sostenible. La oposición frontal de los hoteleros ha conseguido evitar que se aplicara durante la temporada de verano, pero en el fondo ellos saben que no les asiste la razón, como pone de manifiesto la experiencia de los 23 países en que se viene aplicando desde hace años. Ningún turista que visita esos países, o ciudades, se queja, entre otras cosas porque la mayor parte de las veces ni lo nota. Es una carga mínima que aquí se aplicará a los mayores de 16 años y hasta un máximo de siete noches, que se diluye en la factura final. Cuando los turistas se informan de las tasas que pagan, la inmensa mayoría de ellos se manifiestan a favor de contribuir de forma directa al mantenimiento de los lugares que visitan.

Los impuestos indirectos que se aplican en el consumo de los turistas no son suficientes para cubrir todos los gastos que origina su presencia, ya sea en playas, museos o catedrales. El caso de Barcelona es paradigmático en este sentido porque necesita recursos para adecuarse al creciente número de visitantes que acoge. Una basílica como la Sagrada Família, enclavada en el Eixample, abierta a la circulación de vehículos -debe ser el único gran monumento europeo a cuyas puertas aparcan los coches-, con un transporte público intensivo a pie de calle y que es visitada por más de tres millones de personas al año constituye una de las grandes asignatruras pendientes del ayuntamiento en este capítulo. La afluencia turística no solo da brillo a la obra de Gaudí, sino que también plantea problemas. La ciudad gasta mucho dinero cada día en la ordenación del tráfico que pasa junto a sus muros y a veces se ve peligrosamente desbordada por la afluencia popular, como ocurrió durante las iluminaciones nocturnas de la fachada del Nacimiento en las fiestas de la Mercè.

La industria turística no se genera de la nada, sino que como el resto de los sectores económicos requiere políticas de conservación y de mejora; políticas de inversión, en definitiva. La nueva tasa está concebida para contribuir a ello de una forma directa.