Gente corriente

Carles Gonzàlez: "Mi padre me dijo: 'Sé siempre gentil y educado'"

El caballero andante de la comunicación. Su pasión es la divulgación: informática, música, turismo...

«Mi padre me dijo: 'Sé siempre gentil y educado'»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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«Eminenza, la saluto voluntieri», se presenta este hombre con espíritu de caballero andante.

-¿Usted siempre es así?

-Muchas veces sí. El italiano florentino o gentil permite romper barreras, indica al otro que no se trata de una conversación estándar. En francés le diría: «Madame, mes hommages». No es pedantería. La gentileza es básica para las relaciones humanas.

-Parece usted salido de otra época.

-Un buen amigo me dice que soy florentino. De pequeño mi padre me dijo: «Sé siempre gentil y educado, aunque los demás no lo sean, y no pierdas nunca la curiosidad». Todo lo que sé lo aprendí de mi padre y de mi madre, por eso no voy a ninguna parte sin mis dos apellidos: Gonzàlez y Nogueras.

-La gentileza no está de moda.

-Es una lástima. Si cuidamos las formas, es posible que lleguemos al fondo de las cosas, de los sentimientos, de las percepciones, de las emociones; pero si no las cuidamos nos quedamos en esta especie de ola superficial, en la primera impresión.

-Un responsable de comunicación como usted, ¿es un vendedor?

-Es diferente. Mi pasión es divulgar. Empecé divulgando la informática en los años 80 y ahora soy responsable de comunicación en la empresa Ideographia. Disfruto divulgando porque me permite compartir con los demás lo que yo descubro.

-Ahora propone destinos turísticos. Sugiera dos para olvidar la crisis.

-Si le parece, le daré dos lugares de poder.

-¿Qué es un lugar de poder?

-Un lugar donde te encuentras bien en relación con la tierra que estás pisando, con las sensaciones que te suben por el cuerpo.

-Entendido. ¿Y cuáles son?

-Uno es el valle de Sant Barthelemy, en el valle de Aosta, en los Alpes italianos. Ineludible, que diría Josep Pla, el paraíso en la Tierra. Y el otro sería el faro de las salinas de Fuencaliente en la isla de La Palma.

-¿Saldremos conmovidos de allí?

-Eso depende de cada uno. Hace falta querer ser conmovido.

-Sugiera algo que sea gratis.

-Hay 70.000 cosas cada día para dejarse iluminar y todas son gratis: una puesta de sol, una flor, notar cómo te mira tu hija pequeña... Conecte el ordenador, vaya a Spotify y escucheLaudate Dominumde lasVesperae solenne de confessorede Mozart. Son momentos que te dejanvraiment touché, que te hacen crecer para siempre. Pero en esto no nos educan, porque no sirve para pagar la hipoteca.

-Es tenor primero en el Orfeó Català. La música corre por sus venas.

-La música es respeto, tolerancia, trabajo en equipo, espíritu de sacrificio y, si aprovecháramos estos valores en la educación, nos iría mejor. Mi sueño es que cada escuela de barrio pueda tener una coral y una pequeña orquesta.

-En los 25 años que lleva en el Orfeó habrá coincidido con Fèlix Millet.

-Sí, varias veces.

-¿Y qué tal la comunicación con él?

-Es que no me interesa hablar de él.

-Está bien. Pues ¿cómo le afectó el expolio del Palau de la Música?

-Me produce una profunda tristeza. Yo haría un ruego a la sociedad: que esté segura de que los coros del Orfeó no abandonarán su filosofía primigenia de divulgar la música popular, religiosa y universal. Los coros nunca traicionarán a la sociedad.

-Hay tantas cosas tristes...

-¿Sabe cuál ha sido uno de los momentos más tristes que ha vivido este país? Cuando Iñaki Gabilondo se estaba despidiendo en CNN+. Eran sus últimos segundos y entonces desapareció su imagen de la pantalla e inmediatamente apareció la jaula deGran Hermano. Fue un momento brutal. Si el país va hacia esto, qué pena. Fíjese en los políticos.

-Hablando de políticos: ¿le han ofrecido hacer campañas electorales?

-Sí, pero preferiría no contarlo.

-¿Por qué? Estamos en plena crisis de credibilidad de los políticos y usted es experto en comunicación.

-Pero es que no me hicieron caso, no sirvió de nada.

-¿Cómo fue?

-Me preguntaron si haría la comunicación de un candidato cara a unas elecciones y yo dije que sí, siempre y cuando el candidato se comprometiera conmigo y por escrito a olvidarse de los demás y a hablar de sus posibilidades honestamente, con todos sus defectos y todas sus virtudes. No quería entrar en el juego de hablar mal de los otros partidos.

-Y le dijeron que no.

-Claro.