Pequeño observatorio

Cara y cruz de la prudencia

JOSEP MARIA Espinàs

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No sé cuántas multas de tráfico se ponen al día. Naturalmente, más difícil aún resulta saber cuántos conductores infringen las normas de circulación y no son descubiertos. Los Mossos solo me han parado una vez para hacerme soplar, para controlar si había bebido demasiado. El resultado de la prueba fue espectacular: un cero coma cero. Solo había bebido un Cacaolat desde hacía horas. Pero tengo que decir que habitualmente no utilizo el coche y, por consiguiente, las probabilidades de que me paren son escasas.

Hay gente que, por oficio o por necesidad de trasladarse, tiene que conducir más veces. Un alcalde, por ejemplo. Hace unos días condenaron a uno por haber superado el límite de alcohol ingerido. No lo detuvieron porque condujera demasiado rápido ni porque hubiera hecho estas declaraciones, claras y rotundas: «Las leyes de la naturaleza las estamos cambiando desde hace mucho tiempo. Si no lo hubiésemos hecho, habría una mortalidad infantil elevadísima y no viviríamos, de media, más de 20 o 30 años. No tendríamos ganadería, agricultura ni iPhone. No tiene nada de malo cambiar la naturaleza. Ni es divina, ni sabia, ni se preocupa del bienestar humano, ni de ningún animal. El espíritu de superación ante los retos es profundamente humano, y solo estamos en el inicio del camino hacia donde puede llegar la humanidad».

Estoy totalmente de acuerdo con estas palabras. Además, ahora que se habla de prótesis biónicas y de consultar los genes...

Con errores, sí, pero los humanos somos, afortunadamente, una especie creativa.