El turno

Asalto al banco central

NAJAT EL HACHMI

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A vosotros, que vinisteis de lejos y os instalasteis aquí haciendo notar vuestra presencia en calles, plazas, escuelas y hospitales, os decimos que comenzaremos a idear soluciones para que de una vez por todas ocupéis el lugar que os corresponde. Para empezar, hemos decidido eliminar todas las comodidades en los espacios públicos donde os reunís. Debéis entender que en nuestra cultura no tenemos por costumbre hacer un uso intensivo de los bancos puestos a disposición de la ciudadanía, a menos que seamos ancianos sin más trabajo que dar de comer a las palomas. Que vosotros, con vuestras pieles oscuras, vuestros fenotipos ajenos, vuestras vestimentas estrafalarias y vuestros acentos guturales, os hagáis con un lugar en los parques, jardines y plazas choca frontalmente con la tradición autóctona de mantener estos espacios tan asépticos e infrautilizados como sea posible para garantizar la convivencia y la paz. Por eso nos hemos visto obligados a retirar todos los bancos allí donde vuestra presencia era escandalosamente notable.

También os comunicamos que en este país la gratuidad es un valor completamente desterrado y que solo las entidades caritativas os darán algo sin pagar un precio. Por alguna extraña razón habéis dado por descontado que las fuentes públicas os podían servir para abasteceros del agua que necesitéis. Desconocemos el origen de este prejuicio hacia la sociedad que os acoge. Quizá en vuestros países de origen disponíais del agua como si fuera un bien básico o quizá habéis hecho caso de forma interesada de aquel verso deSalvat-Papasseitque insta al amante a besar como «de la fuente regalada». No lo sabemos, pero a partir de ahora procederemos al cierre de todos los surtidores que sean visiblemente usados por vosotros. Os iremos informando de otras medidas en esta dirección que buscan fomentar vuestra integración.