El conflicto catalán

La cumbre de la ratafía

La reunión con Sánchez fue "franca y sincera", según Torra, lo que, en lenguaje diplomático, significa que no hubo acuerdo alguno y que ambas partes se limitaron a expresar sus puntos de vista

Pedro Sánchez y Quim Torra en La Moncloa

Pedro Sánchez y Quim Torra en La Moncloa / periodico

José A. Sorolla

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El presidente de la Generalitat, Quim Torra, quiso convertir la reunión de la Moncloa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un símbolo y por eso todos los regalos fueron simbólicos: un libro sobre “la nacionalidad” de la Vall d'Aran, otro de mapas sobre la Catalunya medieval y, sobre todo, una botella de ratafía, ese licor catalán que, según el propio president, “es país, paisaje, color, luz, familia y tradición” y expresa “quién somos y de dónde venimos”. La entrevista trató también sobre dos símbolos, según se encargó de destacar Torra: el derecho de autodeterminación y la situación de “los presos políticos y exiliados”.

En estos dos temas, la reunión fue “franca y sincera”, lo que, en lenguaje diplomático, significa que no hubo acuerdo alguno y que ambas partes se limitaron a expresar sus puntos de vista. No podía haber ningún acuerdo porque “en España no hay presos políticos” y “el derecho de autodeterminación no existe en un país democrático” (la vicepresidenta Carmen Calvo 'dixit'). Torra, que opina todo lo contrario, se conformó, sin embargo, con repetir que era “importantísimo” haber podido “hablar de todo”, que era un gran avance que Sánchez acepte que con Catalunya “hay un problema político”  que debe resolverse políticamente y que estaba muy satisfecho por “el reconocimiento institucional” que se había plasmado en la entrevista.

Ese reconocimiento se concreta en la próxima reunión de la comisión bilateral Estado-Generalitat que no funciona desde el 2011 y en la que se abordarán, entre otros temas, los famosos 46 puntos que el 'expresident' Carles Puigdemont ya planteó a Mariano Rajoy. Torra insistió tanto en los símbolos –incluidos su recuerdo inicial a Puigdemont y sus referencias al 1-O y a la DUI— para tapar que, más allá de la retórica, todo es “autonomismo”, desde el corredor mediterráneo hasta la retirada de recursos del Constitucional sobre las leyes sociales catalanas.

Mientras Ciudadanos compite con el PP en acusar a Sánchez de “entregar España” a Torra, la verdadera pregunta es si el independentismo que sostiene al 'president' se contentará con la vuelta real al autonomismo. O les sentará mal la ratafía.