El epílogo

¿Arte o márketing?

ALBERT SÁEZ

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Joaquin Phoenix ha protagonizado durante los dos últimos años su propio show de Truman. Anunció a bombo y platillo que dejaba la gran pantalla para probar suerte como rapero. En la pasada Mostra de Venecia presentó un documental que resumía su peripecia desde estrella de Hollywood a músico de calle. Ayer supimos que el presunto reportaje no era un documental sino su regreso al oficio de actor que, verdaderamente, nunca abandonó. Algunos se lo tomaron como una genialidad artística, otros como un fraude en toda regla. Un película con Phoenix haciendo de rapero dirigida por su cuñado tal vez nunca se hubiera presentado en la transgresora Mostra de Venecia y menos con Tarantino de presidente del jurado. Sus incondicionales no hubieran estado durante dos años pendientes de sus movimientos, los medios no hubiéramos hablado tantas veces de la película. Hoy, este artículo versaría sobre otro tema.

La frontera entre la realidad y la ficción es una clásica fuente de inspiración artística. En nuestro país, el último que ha jugado en ella de manera magistral ha sido Javier Cercas. Sus últimas obras mantienen la tensión del lector, entre otras cosas, jugando al clásico verdad o mentira. De esa tensión nace la pasión por el relato, pero también el deseo de acercarse a la historia y la fuerza para guardarla en la memoria.

Virus publicitarios

El experimento de Phoenix puede situarse en esta tradición que cuenta con insignes representantes como el mismísimo Orson Wells. Pero también podemos entenderlo como un nuevo episodio de esta nueva técnica de promoción comercial que algunos llaman márketing viral. Se trata de poner en circulación informaciones, anuncios o simples leyendas urbanas y basar su difusión masiva en el debate que suscitan sobre su veracidad. Discutir sobre si unas vallas publicitarias contienen un anuncio pagado por tres parados o promocionan una empresa de trabajo temporal se convierte en la excusa para que decenas, centenares o miles de personas se fijen en la campaña. O para que los seguidores de Phoenix vean un documental.