Apenas te veré partir

Hace nueve años, las mujeres afganas fueron uno de los iconos más utilizados para justificar la ocupación de su país. La imagen de esas mujeres ocultas tras los burkas, prisioneras de una bárbara misoginia disfrazada de fanatismo religioso, nos indignaba y apenaba. EEUU y sus aliados invadieron Afganistán en nombre de la cruzada contra el mal desatada tras los atentados del 11-S.Bin Laden,el nuevo Satanás, el mismo hombre que Washington hizo fuerte en su lucha contra los soviéticos, se refugiaba en las montañas yermas del país.

Hoy, el saldo de la invasión es deprimente. Los muertos se cuentan por miles. Sin carreteras, sin luz ni agua potable, el país se hunde en la miseria y la violencia. Los talibanes han vuelto a hacerse fuertes y la producción de heroína sigue creciendo. En amplias zonas del país, las mujeres no pueden mostrar ni un milímetro de su piel. Ni un milímetro puede sentir el calor del sol, el frescor de la noche o la caricia de la lluvia.

La OTAN ha anunciado que inicia la retirada escalonada del país. A finales del 2014 se completará la transferencia de la seguridad a las autoridades afganas. A través de la rejilla de paño que nubla su mirada, unas sombras grotescas les verán partir. Quizá más de una piense en lo que se hubiera podido construir con los 300.000 millones de euros que EEUU asegura haber gastado en su país.