Al contrataque

Un año

Hoy el ébola ya casi no es noticia. Salvo cuando los medios de comunicación nos sobresaltamos por un posible caso cercano que acaba por descartarse

ANA PASTOR

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un año. Doce meses de sufrimiento continuo e ininterrumpido y 12 meses con muy pocas alegrías. Se cumple ahora el primer aniversario de la aparición del virus del ébola. En este plazo de tiempo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la maldita epidemia ha infectado a más de 24.000 personas en África Occidental. De ellas, más de 10.000 han fallecido.

Diez mil muertos. Hoy el ébola ya casi no es noticia. Salvo cuando los medios de comunicación nos sobresaltamos por un posible caso cercano que acaba por descartarse. Diez mil muertos y aún 28 países resultan vulnerables al contagio por la debilidad de sus sistemas sanitarios. La organización Save the Children, que trabaja sobre el terreno en todos estos lugares, ha hecho público un documento con datos sorprendentes y vergonzantes. Dice, por ejemplo, que el coste de la operación para detener el ébola en el oeste de África ha sido de 4.300 millones de dólares, mientras que haber reforzado los sistemas de salud de esos países a priori hubiera costado 1.580 millones de dólares.

Tiene sentido, por tanto, que las oenegés pongan siempre el acento en la prevención. Lo que no se entiende es que quien tiene el poder no les haga caso. El 20% de los afectados en este año son niños. Pero además 16.000 de ellos han perdido a su padre o a su madre por culpa del ébola. No me quito de la cabeza la secuencia de tres fotografías de Daniel Berehulak, publicadas en el New York Times y tomadas en Monrovia, la capital de Liberia. En la primera de ellas vemos a un hombre, con guantes blancos, agachado y dando de beber a un niño levemente recostado. En la segunda imagen vemos al niño desplomado en el suelo, la botella de agua a su lado y el mismo hombre, su padre, gritando desesperado en busca de auxilio.

El niño de las tres imágenes

Tercera imagen: otros dos hombres. Van cubiertos con el mono amarillo de protección frente a la enfermedad. Son dos rostros tapados con mascarilla blanca y gafas. Uno de ellos lleva además la mochila-depósito con el líquido desinfectante y porta en la mano derecha la manguera para rociarlo.

Pero el dolor se lee justo en el centro de la imagen. Esos dos hombres llevan en volandas a un niño. Calculo que debe tener unos 7 o 8 años. El crío lleva un jersey de rayas naranjas y negras y un pantalón de pana gris. Sus piececillos van al aire sin que los cubran ni calcetines ni zapatos. Del trajín su barriga también ha quedado al descubierto. Uno de los hombres le sujeta un brazo. El izquierdo cuelga de su cuerpo. El otro hombre sostiene el pie contrario. Su padre ya no grita. Porque ya no sale en la foto. Pero el niño de las tres imágenes es el mismo. Se llamaba James. Y está muerto. Diez mil muertos. Un año después.