De actores duplicados

Hablando del arte de actuar, David Mamet recordaba que el gran riesgo que corren los actores es el de la locura

JORDI PUNTÍ

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Me imagino que una de las tentaciones del oficio de actor debe ser desdoblarse en más de un personaje para un mismo proyecto. Si, además, estos dos caracteres tienen la misma fisonomía –hermanos gemelos, por ejemplo, como ocurría con Jeremy Irons en Inseparables, de David Cronenberg– e incluso comparten escena, entonces el reto es aún mayor porque deviene sobre todo una cuestión de matices. Hablando del arte de actuar, David Mamet recordaba que el gran riesgo que corren los actores es el de la locura: creerse el personaje, no volver nunca más del otro lado, y es obvio que hacer dos papeles multiplica el riesgo y exige más control artístico.

Hoy las series televisivas no temen este riesgo, quizá porque les cuesta menos forzar la verosimilitud. Uno de los casos más relevantes es Orphan Black, que hurgaba en la identidad de varios clones nacidos de un experimento fallido: la actriz Tatiana Maslany interpretaba a un personaje original y sus 11 clones, y a menudo se servía de elementos externos –ropa , peinado, posición social– para definir mejor el carácter. También hay casos en que el juego resulta más forzado y parece hecho para el lucimiento de un actor. Pienso en James Franco en The Deuce (HBO), donde interpreta a dos hermanos, un barman y un vividor. O en Ewan McGregor, que en la tercera temporada de Fargo (Netflix) también encarna a dos hermanos, el rico y el pobre, que son divertidos pero tienden a la parodia grotesca.

El último experimento de este tipo es Counterpart, la serie de HBO. En este caso el argumento nos predispone a ver actores doblados: situada en Berlín, muestra un mundo que se ha multiplicado por dos –el Mundo Alfa y el Otro–, y donde todas las personas tienen un doble idéntico. Las relaciones entre estos dos mundos con un mismo origen y destinos diferentes dan pie a un conflicto de espionaje con ecos de guerra fría. Los personajes principales, pues, hacen dos papeles y, más allá de una trama a ratos muy rebuscada, quien sobresale más es el actor J. K. Simmons. A pesar de su aspecto idéntico, aparece en pantalla y basta el matiz de un gesto, de una mirada, para saber siempre de cuál de los dos se trata. Un actorazo.