Gente corriente

Ramon Costa: "Es bestial, enfrentarse a la naturaleza es bestial"

Pescador. Timonel de un destructor español en sus tiempos de la mili, es el penúltimo de una estirpe badalonesa consagrada al mar.

Ramon Costa

Ramon Costa

MAURICIO BERNAL

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Cuando Ramon explica que antes los peces tenían una oportunidad, que había unas reglas, al menos tácitas, y que esas reglas eran justas, cuando afirma que los barcos de ahora no respetan, que con los instrumentos de que disponen localizan de inmediato cualquier banco, acorralan a los animales y no les dejan escapatoria, a ninguno, porque ninguno puede salvarse, cuando lo explica y el suspiro no es de nostalgia, sino de resignación, de no entenderlo y de dejarlo correr... ahí: ahí se intuye el tipo de persona que es Ramon.

¿Es extraño, muy extraño, lo que llega uno a querer el mar...

¿Lo enseñaron desde niño, ¿no?

¿Pues sí. Familia de pescadores. De toda la vida. Empezando por mi bisabuelo. Y mi abuelo. Y mi padre. La barca estaba en la playa y en las noches de tormenta mi padre estaba siempre asomado a la ventana, y de repente me hacía poner el impermeable y me decía: «Vamos», e íbamos a ver que todo estuviera bien. Del colegio me sacó a los 9 años y estaba todo el día en el mar, y estudiaba por las noches con un profesor particular. Hasta que a los 13 años me dijo: «Ven, tenemos que hablar».

¿¿Qué le dijo?

¿Estaba serio. Creo que nunca me había hablado así. Nunca. Y entonces me soltó lo siguiente: «Desde hoy tú agarras el timón de esta casa, porque yo no soy ni la mitad de lo que era por culpa del tabaco». Claro, se fumaba 50... 60 cigarrillos diarios.

¿¿Y entonces?

¿Entonces me dijo que me fuera con mi tío, que trabajara con él, que él me iba a enseñar lo que no sabía. De todos sus hermanos ese tío era el menos estudiado, pero era el mejor. Como pescador, un campeón. En mi familia todos fueron mis maestros, incluido mi padre, pero mi tío fue el catedrático. El más listo de todos. Tenía el fondo del mar en la cabeza, como un GPS, era impresionante, la misma precisión de un GPS. Y sabía mucho de peces. Era muy intuitivo.

¿Siempre en Badalona.

¿Siempre en Badalona hasta los 19 años, que tuve que irme a hacer la mili. Pedí la Armada y me pusieron a bordo de un destructor, elJorge Juan; y lo mejor: de timonel. Imagínese. De conducir una barquita amarrada en la playa a manejar un destructor. Recuerdo que eran cinco iguales, cinco destructores iguales, lo mejor que tenía España en aquella época. Los llamaban Los Cinco Latinos porque entonces estaba de moda el grupo. Y como era lo mejor que había los mandaban a hacer las maniobras de la NATO, que entonces se decía así, NATO, y no OTAN, como ahora. Haber hecho la mili en ese barco me dejó un recuerdo fantástico.

¿No era fácil entrar en la Armada.

¿No, no era fácil, pero saber inglés me había favorecido; aún recuerdo a mi oficial de aquella época, Fernando Armada Vadillo, que fue a la postre Almirante de la Flota, preguntándome cómo había que dirigirse a las extranjeras en Lloret. «¿You like dance with me?», preguntaba. «No ¿le decía yo¿.Would you like to dance with me, would you like to dance with me».

¿Y volvió al pueblo.

¿De vuelta en Badalona me encontré con que la generación anterior estaba dejando la pesca. Mi padre, que a pesar de todo había seguido pescando por su cuenta, en una barca pequeña, y también mi tío. Así que me compré una barca a motor, mi querida, yo la llamo mi querida, aunque su nombre oficial esVirgen del Carmen. Una barca de playa. Y me pasó lo que a todos, que la playa se fue quedando sin barcas, que todos se fueron al puerto... y acabé comprando una más grande, laAntonia, de 10 metros, y con esa he trabajado toda la vida, en Blanes y en Badalona, cuando hicieron el puerto.

¿¿Tiene hijos? ¿Un heredero?

¿Sí. Hace cuatro años desmontamos laAntoniay compramos una barca nueva, más grande, con más tecnología, laGuilova, que la lleva mi hijo. Bruselas nos quiere jubilar a todos, por eso para él va a ser mucho más difícil que para mí. Pero con todo y lo difícil que ha sido, si volviera a tener 20 años volvería a hacer lo mismo.

¿¿Está seguro?

¿Con los ojos cerrados. Te levantas contento, te acuestas contento, esperas siempre el día siguiente para poder salir. Y el enfrentamiento... ¿qué me dice del enfrentamiento con la naturaleza? Eso es bestial, enfrentarse a la naturaleza cada día es bestial, que tu contendor sea la naturaleza es muy bonito. No hay monotonía, ¡jamás! Nunca te aburres.

La charla ha tenido lugar en su almacén, lleno de aparatos de pesca, redes, una furgoneta cargada con el trabajo del día. Sepias, muchas sepias. Porque Ramon, que tiene 63 años, sigue pescando. Cada día sale con su querida.