sex o no sex

Salón Erótico de Barcelona. ¿Juegas?

El Salón Erótico celebra sus 25 años potenciando la dimensión política del sexo (y, sí, nos referimos a cómo nos puede llegar a joder el sistema)

Salón erótico de Barcelona

Salón erótico de Barcelona / periodico

Inma Muñoz

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Se acababa de morir Hugh Hefner, pero ahí nadie parecía estar de luto. O tal vez le hacían un homenaje póstumo, aunque me temo que muchos sin saberlo. Eran una decena de chicos y chicas con máscara en la cara y el cuerpo más o menos expuesto: había un par vestidas de esta-noche-lo-peto, un chico y una chica sin más atuendo que un estampado de palabras extraídas del manual de combate igualitario, dos dominátrix enfundadas en trajes de látex claustrofóbicos, dos jovenzuelos con pantalón y tirantes pero sin camiseta, una chica vestida de animalito morboso (con orejas y cola de… ¿de qué?) que se restregaba contra un chico vestido simplemente de chico y que acabó en carne viva...

La misión de todos ellos: rematar una presentación que pretendía mostrarle a la prensa que en el Salón Erótic de Barcelona, cuya 25ª edición empieza el 5 de octubre y acelerará el ritmo cardiaco de la ciudad hasta el día 8, hay más que 'pornostars' del circuito 'mainstream' y espectáculos que echan para atrás si uno es un pelín escrupuloso, ya sea con la cosificación de la mujer o con los fluidos corporales ajenos.

CITA EN UN CLUB LIBERAL

La cosa prometía: citados en un club liberal, había morbo por ver esas piscinas y esos sillones en los que pasan cosas que hacen temblar los pilares de nuestra moral judeocristiana, aunque a la luz del día no parecían para tanto. También algo de tensión por lo que podía pasar ahí. "Te va a sorprender", me habían dicho, y yo no tenía tan claro que fuera a sentirme cómoda con la sorpresa.

El vídeo de Carles Valdés (autor, también, del viral de promoción que se mojaba defendiendo el derecho a decidir) sacaba de dudas. A los no acostumbrados puede incomodarnos la sucesión de chorros, túneles y mástiles, pero el mensaje político que venía a continuación es más que necesario: que no te digan cómo ni con quién, que no te conviertan en mercancía consumidora de mercancía, que no te roben el espíritu crítico. Luchemos por una revolución que parece que va de sexo pero en realidad va de dignidad.

VIVA LA NORMALIDAD

Así que en la presentación se habló de pornografía ética, se puso el acento en la sección Sex Art (que mostrará en el salón el trabajo de siete artistas) con una performance en torno a la exposición '#Proyectorgasmo', de Manuel Carot (el clímax femenino hecho cuadro) y se abogó por la diversidad sexual con un 'minishow' en el que la decena de enmascarados que no lloraban a Hefner se besaban, se tocaban, se lamían y trataban de incitar al público a hacerlo. Chico-chico, chica-chica, interracial, algún azote aquí y allá. Una diversidad de manual, con más fotogenia que pasión.

Pero lo importante no es lo que pasó, sino un par de cosas que van a pasar, como el aumento de espacio y actividades del Aula de Sexo (con charlas y debates, talleres de 'squirting' y Tantra, introducción al ambiente liberal) y el mayor protagonismo del Enclave Gay: pensar que los que van a ver a las 'pornostars' con todas las neuronas en la fiesta y un discurso tirando a homófobo van a darse de bruces con hombres abrazando la lujuria, y que van a tener que asumir que es tan normal como lo que hacen ellos, es algo que pone de verdad. Porque, en el sexo y en la vida, o jugamos todos o pinchamos la pelota. Así que ¿juegas?