TEATRO

Gil de Biedma, poesía eres tú

A través de sus palabras y de la mano de Joan Ollé viajamos al interior del escritor en el Lliure de Gràcia

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fcasals38291680 biedma170510164451 / ROS RIBA

IMMA FERNÁNDEZ

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Burgués de cuna, izquierdista y homosexual. Demasiadas cargas para un alma sensible que saltaba del despacho de ejecutivo en la Compañía General de Tabacos de Filipinas (hoy Hotel 1898) a los bajos fondos, donde abrazaba el alcohol y descargaba su intensa libido.

«Yo creía que quería ser poeta pero en el fondo quería ser poema», contaba Jaime Gil de Biedma (Nava de la Asunción, Segovia, 1929-Barcelona, 1990), una de las mejores voces de la generación de los 50. Y convertido en poema ha llegado al Lliure de Gràcia de la mano del director Joan Ollé.

'Las personas del verbo. Contra Jaime Gil de Biedma' es un emotivo y evocador recorrido por los versos, los diarios y los conflictos de un yo escindido entre la lealtad a la sangre, a su origen, y a sus deseos. Cedió a las presiones familiares con un trabajo de «señorito» pero las noches, con todos sus excesos y marginalidad a la búsqueda del placer, fueron suyas.

TRES ACTORES, TRES ETAPAS

El maestro de la llamada poesía de la experiencia se hace presente en el montaje escindido a su vez en tres actores y etapas: Ivan Benet (la vitalista juventud), Pep Munné (la madurez) y un Mario Gas imponente que completa desde el más allá («es el Jaime póstumo», dice Ollé) el itinerario biográfico a través de la palabra.

Hablan también sus amigos (voces en 'off' de Fabià EstapéGabriel FerraterJuan Marsé…), mientras que la actriz y cantante Judit Farrés rescata a las mujeres que le acompañaron e interpreta poemas musicados por ella.

Se agradecen esas notas de sensualidad femenina y el regalo de escuchar a Serrat en una adaptación del nostálgico 'No volveré a ser joven' que tanto lo definía: «Que la vida iba en serio/ uno lo empieza a comprender más tarde / como todos los jóvenes / yo vine a llevarme la vida por delante...».

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La belleza de esta obra está en los versos y la prosa, en la conversación, pero también en la envolvente escenografía de Sebastià Brosa, que se ha inspirado en la estética desgarrada del igualmente atormentado gay Francis Bacon, con cuya «formalidad y destrucción» se identificaba Biedma.

Pintado con los colores de 'Retrato de George Dyer hablando', el espacio recrea el despacho del protagonista, rojo y decadente, con el catre de sus citas fugaces. Simula también el escenario desgastado, hecho jirones, por el que vemos pasar el tiempo. El del poeta, que tanto temía a ese envejecer y a la decadencia, y el de la España en que vivió.

CHULOS Y AUTOFLAGELACIÓN

Del estudiante de Derecho y alto ejecutivo, a las correrías por la Manila mísera y el barrio Chino canalla. Asoma el dandi hedonista; el intelectual lúcido, crítico y divertido; el burgués resentido contra su clase y su sexualidad, el comunista...

Autoflagelaciones como el demoledor autorretrato que dice: «Te acompañan las barras de los bares / últimos de la noche, los chulos, las floristas,/ las calles muertas de la madrugada». Versos íntimos, en los que conversa consigo mismo, y que Ollé, que conoció al escritor, nos sirve en un poema cautivador. Un testimonio de lo humano con todas sus pasiones y contradicciones.