'BARCELONA NOVELA HISTÓRICA'

Simon Scarrow: "Desearía matar a David Cameron en mis novelas de la manera más cruel"

El ganador del premio Barcino de novela histórica carga contra el "patriotismo parroquial" de Escocia y Catalunya y la ¿arrogancia¿ alemana y equipara con el ISIS a los ataques a civiles de EEUU

El escritor inglés Simon Scarrow , en Barcelona.

El escritor inglés Simon Scarrow , en Barcelona. / JOAN PUIG

ERNEST ALOS / BARCELONA

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Los tres escriben de romanos. Pero tras los modosos anteriores galardonados con el premio Barcino de la semana  Barcelona Novela Histórica, Lindsay Davis y Santiago Posteguillo, llega el ruido y la furia de Simon Scarrow, autor de las novelas protagonizadas por los oficiales romanos Cato y Macro, que mañana recibirá el premio. De momento hoy ha ofrecido una rueda de prensa en la que ha criticado el "patriotismo parroquial" que a su juicio se vive en lugares como Escocia y Catalunya, ha tildado de "arrogancia" la actitud sempiterna de los alemanes ante el resto de europeos, ha expresado su deseo oculto de que el primer ministro conservador británico David Cameron fuese un personaje de alguna de sus novelas "para poderlo matar de la manera más cruel posible" de manera que el género porcino pudiese vengarse de las sevicias que recibió del 'premier' en su época de estudiante y ha comparado el imperialismo de EEUU con el de la antigua Roma, preguntándose si no son igual de bárbaros los ataques aéreos contra población civil en Afganistán que las decapitaciones de Estado Islámico.

Scarrow ha criticado que dos tercios del presupuesto de cultura escocés este año se dediquen a conmemorar una victoria militar sobre los ingleses."Se utilizan todos los recursos para hacer proselitismo y favorecer que los escoceses se sientan cada vez más distanciados y diferentes de los ingleses", algo que, a partir de la escasa información que confiesa tener del caso catalán, cree que también está sucediendo en Catalunya.

Digamos que Scarrow no es el invitado más cómodo para recibir el galardón en el Saló de Cent, se supone que junto a algún alto cargo del gobierno municipal, que quizás comparte alguna de sus fobias pero que es tan mirado con la corrección política en términos de memoria histórica y, especialmente, connotaciones bélicas. De momento, la tarde de este miércoles debatirá con Martí Domínguez sobre la figura del héroe en el Born, donde se desarrollarán durante esta semana las mesas redondas de Barcelona Novela Histórica.

Historia y violencia

Los conflictos bélicos, y cada vez más violentos ("con la edad me estoy volviendo más intolerante", ha dicho hoy) son la materia que Scarrow ha utilizado en sus 13 novelas sobre Macro y Cato, dos compañeros de armas en las legiones romanas del siglo I d. C., en su tetralogía sobre Wellington y Napoleón o en sus novelas sobre la ocupación alemana de Grecia en la segunda guerra mundial ("describo a los alemanes en unos términos que harán las delicias de los lectores del sur de Europa", advierte) o los combates entre la cristiandad y los turcos en el Mediterráneo, todas ellas publicadas por Edhasa.

En su serie romana se desarrolla una relación de amistad que es propia de los compañeros de armas ("he leído recientemente sobre los soldados británicos en Afganistán, y todos cuentas que en el Ejército los lazos que se crean son mucho más fuertes que en la vida civil, sobre todo si se ponen a prueba en situaciones de guerra muy peligrosas") pero en la que también se refleja en las personalidades de sus dos protagonistas la lucha entre su propio yo joven ("idealista y alocado") y su realidad de hombre maduro ("refunfuñón y malcarado"), especialmente tras un divorcio reciente que le condena a seguir escribiendo novelas de romanos.

Su serie de Macro y Cato, cree, llegará hasta la entrega número 25. De momento la que hace el número 13, ‘Hermanos de sangre’, llega esta semana a las librerías españolas.

Al principio de la serie, ha confesado Scarrow, tenía proyectado que ambos legionarios acabasen enfrentándose a muerte en las guerras civiles del año 69, en bandos opuestos, pero el abucheo generalizado de los lectores cuando confesó este plan en una conferencia le hizo cambiar de planes. Aunque siguen siendo perversos: cree que se jubilarán y regirán una próspera explotación vinícola en la próspera villa en la que se jubilarán... en Pompeya, a los pies del Vesubio.

El final de otra de sus series, las cuatro novelas dedicadas a las vidas paralelas de Napoleón y Wellington, casi coincidió en España con el 200º aniversario de la batalla de Waterloo, el pasado mes de junio, en el que las conmemoraciones se centraron en el emperador y el general británico, ignorando el papel decisivo de los prusianos una vez más.

A pesar de que ambos sean los protagonistas de sus novelas, dice que siempre ha procurado que quede claro "que hubo tres elementos en esa campaña y que el papel de los prusianos fue decisivo", algo que de nuevo se ha ignorado en el centenario. Sin embargo, ha destacado, los alemanes no se han quejado mucho. "El sentido de culpabilidad que arrastran de la segunda guerra mundial hace que no estén muy dispuestos a recordar su pasado bélico. De hecho, en Berlín lo que ves es muchos recordatorios de la persecución a los judíos, que en absoluto quieren ocultar; pero tienen una prepotencia y arrogancia que les es imposible de controlar y que siempre acaba saliendo a la superficie", ha sostenido.

Buen, también es cierto que los belgas tampoco deben de tener muchas ganas de volver a ver a los alemanes desfilando por las calles de Bruselas al son de marchas militares, aunque sean en reconstrucciones históricas. "Bueno, me parece que ya estan acostumbrados a que esto suceda hoy en día", ha replicado, aunque sea en sentido figurado, este escritor que se declara patriota solo de la "república socialista del conocimiento".