el cine

Reparto equitativo para un buen año

Es muy díficil discutir los premios otorgados al filme 'Boyhood', Julianne Moore o Patricia Arquette

Quim Casas

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Nadie puede discutir el Globo de Oro a la mejor película dramática para Boyhood, el filme de Richard Linklater sobre el paso del tiempo que ha encabezado casi todas las listas navideñas realizadas por periódicos, revistas y webs sobre lo mejor de 2014 (incluido EL PERIÓDICO). Tampoco nadie dirá nada en contra del premio conseguido por Julianne Moore, también en categoría de película dramática, por su excelente composición de una mujer de 50 años aquejada de un prematuro alzhéimer en Siempre Alice: ella, y solo ella, aguanta el filme de principio a fin.

Lo mismo podríamos decir de la mejor película extranjera (la inquietante producción rusa Leviatán), la mejor actriz de reparto (la espléndida Patricia Arquette de Boyhood, aunque muy bien podría ser considerada actriz principal) o la mejor comedia (El gran hotel Budapest). Ahora bien, la categoría de interpretación en comedia resulta bastante desconcertante.

Birdman es más una tragicomedia, o una comedia dramática, que una comedia en el sentido ortodoxo del género, y aunque Michael Keaton también se merece el Globo por su papel de superhéroe que se recicla en actor teatral a la búsqueda de la aceptación artística, no es precisamente el registro cómico lo que más destaca en su composición.

Pero podría discutirse, como todo a la hora de dar premios. Lo que no acabo de entender es el galardón a Amy Adams como mejor actriz de comedia por Big eyes, un filme de Tim Burton del que nadie ha dicho o escrito que sea una comedia. Y no lo es (a no ser que la consideremos parodia involuntaria), por la historia tratada y por el estilo que impone el director de Eduardo Manostijeras, más allá de la secuencia del juicio que dirime la autoría de los cuadros que dan título a la película, en la que Christoph Waltz sí oficia de payaso, pero no así Adams, siempre contenida en su papel.

En todo caso, y con estas excepciones, globos merecidos y bastante consensuados para ratificar un año, el 2014, en el que abundaron los títulos arriesgados y atractivos por encima de las mediocridades.