Crítica

Producto sobrio y distante The amazing Spider-Man Marc Webb

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QUIM CASAS

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La reactualización o reconversión de los orígenes de los superhéroes Marvel o DC es moneda común en el campo del cómic y se ha convertido también en axioma en la traslación cinematográfica de estos personajes de papel impreso. El filme realizado por Marc Webb propone así una lectura ligeramente distinta del origen de Spider-Man sin que falte ninguno de los elementos que cualquier aficionado a este personaje, tanto en las aventuras dibujadas por Steve Ditko o John Romita como en las películas rodadas por Sam Raimi, espera encontrar.

EnThe amazing Spider-Man no está aún Mary Jane, la novia eterna de Peter Parker, pero si Gwen Stacy, su otro amor. No aparece el huraño director de periódico, pero si el padre de Gwen, comisario de policía obsesionado en dar caza a Spider-Man aunque puede comprenderle. Y en cuanto al villano, la némesis del protagonista, está el torturado Lagarto, un científico en sintonía con Octopus, el rival de Spider-Man 2.

El principal problema de The amazing Spider-Man reside en que se evapore rápido el recuerdo de Tobey Maguire como adolescente Peter. Maguire era perfecto para el personaje cuando no se ponía el traje del hombre araña (aquí ya entra en juego la pirotecnia digital, excelente por otro lado). No así Andrew Garfield, muy bueno en La red socialy la miniserieRed riding,pero mucho más distante como Peter Parker. Y quizá sea esto lo que convierta el nuevo Spider-Man cinematográfico en un producto sobrio, bello incluso, pero demasiado frío, lo que va en contra de los intereses del superhéroe más humano, y con ello más emotivo, creado por la imaginación de Stan Lee.