ÓBITO

Muere Natalie Cole, voz con leyenda

La cantante estadounidense, hija de Nat King Cole, fallece a los 65 años tras arrastrar problemas de salud derivados de una hepatitis C y un trasplante de riñón

Natalie Cole, durante una gala en Nueva York, el pasado 2 de marzo.

Natalie Cole, durante una gala en Nueva York, el pasado 2 de marzo. / LJ/YJ/KR/..../

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Fue una estrella juvenil, subiéndose con éxito a la ola de la era ‘disco’, y vio luego cómo su vida se rompía, enfangada en la drogadicción, pero resurgió con aquel sentimental 'Unforgettable' (1991), dúo virtual con su padre, Nat King Cole, fallecido cuando era una quinceañera. Natalie Cole llegó a tener una voz propia en la música, si bien acabó cobijándose en la eterna sombra del progenitor. Seguía siendo, quizá para siempre, la hija de Nat King cuando la muerte la atrapó, el jueves por la noche en Los Ángeles, a causa de una insuficiencia cardíaca, tras contraer, en los últimos años, una hepatitis C y sufrir un trasplante de riñón

Natalie Cole, que nació en la urbe californiana el 6 de febrero de 1950, fue la primera de los cinco hijos que tuvieron Nat King Cole y la también cantante Maria Hawinks Cole (colaboradora de Duke Ellington y Count Basie), si bien su hermana Carole, fruto de una posterior adopción, tenía seis años más. Motivada más bien por el soul de Aretha Franklin que por las baladas románticas, se tiró a la piscina cuando dos productores de Chicago, Marvin Yancy y Chuck Jackson, le propusieron grabar para Capitol. El primer álbum ‘Inseparable’ (1975), impactó con un voluptuoso sonido de r’n’b con fibras ‘funky’ y sintonía discotequera, que le dio un par de ‘hits’ tempranos, ‘This will be’ y la canción que le dio título.

ÉXITO VÍA SPRINGSTEEN

En 1976 se casó con Yancy, cómplice en un ciclo de álbumes (‘Natalie’, ‘Unpredictable’, ‘Thankful’) que la reafirmaron como diva sensual y agitadora de las pistas de baile. Pero en 1980 llegó el divorcio y Cole mantuvo su orientación artística sin cambios de fondo pero con menor acierto, mientras la drogadicción hacía mella, tal como confesaría en su autobiografía, ‘Angel on my shoulder’ (2000). En ese período bajo, el disco ‘Everlasting’ (1987), aunque hoy suene desfasado con su producción dance-pop plástica, fue un toque de atención e incluyó un inesperado éxito con su versión de ‘Pink Cadillac’, de Bruce Springsteen

Si, hasta entonces, Natalie Cole había sorteado el síndrome del hijo de una leyenda trabajando un estilo distinto, en el álbum ‘Unforgettable… with love’ (1991) accedió a viajar al imaginario romántico de su padre a través de baladas y estándares. Acierto comercial impepinable: 14 millones de ejemplares vendidos y seis Grammy. La jugada del dúo virtual en ‘Unforgettable’, donde introdujo su voz en la grabación que Nat King Cole realizó en 1961 con arreglos de Nelson Riddle, dio pie a otros duetos post-mortem en ‘When I fall in love’ (1996) y ‘Walkin’ my baby back home’ (2008).

En el siglo XXI, Cole cultivó un perfil de dama de la canción sofisticada, entre la balada y el jazz, grabando un dúo con Diana Krall, fichando por el sello Verve y adoptando, en el 2013, sinuosos perfiles latinos en ‘Natalie Cole en español’. En el 2010 se la pudo ver en Porta Ferrada, Sant Feliu de Guíxols, y tres años después fue programada por el Festival de Pedralbes pero tuvo que suspender su gira por problemas de salud. Su estrella comenzaba a apagarse.