Interferencias

De la melancolía al cubo de sangre

JUAN MANUEL FREIRE

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CRÓNICAS VAMPÍRICAS

Mary Harron, la reputada directora deAmerican psychoyThe notorious Bettie Page, adapta enThe moth diariesuna novela de Rachel Klein que encaja a la perfección en su discurso feminista habitual. Es unthriller vampírico de internado de chicas, con un triángulo platónico central y aluvión de sensaciones adolescentes y metáforas sobre los cambios hormonales de esa época. Pero en su intento de respetar, mirar sin ojos viciosos toda sugerencia sexual, Harron cae en una blandura que esta historia, quizá, tampoco requería.

NOMBRES PROPIOS

Día de Autores, así, en mayúsculas, en Sitges. Primero Lars von Trier y su fascinante visión del fin del mundo enMelancholia, tan crispante en su primera parte como hipnótica en la segunda. Y después, Francis Ford Coppola y su insólito acercamiento al cuento sobrenatural enTwixt. Una historia de sueños y fantasmas, con escenas en blanco y negro y en 3D, que desprende una magia irresistible. Por ahí campa, literalmente, el espíritu de Edgar Allan Poe, en un gran ejercicio metaficcional sobre la creación literaria.

CORMAN SUPERSTAR

La primera película de Harron fueI shot Andy Warhol, un relato revisionista sobre Valerie Solanas, la escritora feminista que tuvo sus 15 minutos de fama cuando intentó asesinar a Andy Warhol. En 1959, Roger Corman dirigió un filme,Un cubo de sangre, de héroe similar: un asiduo de la bohemia que encontraba alternativa a su fracaso artístico en el homicidio. Y Corman es el protagonista del gozoso documentalCorman's world: Exploits of a hollywood rebel. Su visión es, si quieren, poco objetiva, de fan, pero ¿puede ser de otra manera?