ideas

Mamá, quiero ser estatua

RAMÓN
De España

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desengañémonos, amigos: la vida de la estatua humana no es ningún chollo. Todo el día en la calle, vestido de mamarracho, pasando frío en invierno y calor en verano, manteniendo una inmovilidad anti-natural que solo se quiebra cuando alguien arroja una moneda a la gorra… La vida de la estatua humana es tan aburrida y desesperante como la del controlador aéreo o la del cobrador de peajes en la autopista. Y si el consuelo del controlador es el sueldo y el del cobrador la garita, yo diría que el de las estatuas es una cierta idea de la bohemia de siempre, esa vida libre y sin jefes, sin ataduras y a salto de mata en la que el intercambio de sopapos con los colegas por una buena ubicación no sea más que un gaje del oficio.

Ni eso les va a quedar a las estatuas humanas de Barcelona con la nueva regulación municipal que se les viene encima. Ahora habrá que someterse a un examen artístico (como si ejercer de Don Tancredo en la Rambla tuviese más que ver con el arte que con el hambre), hacerse con el preceptivo carné de semoviente alternativo y trabajar por turnos. Soy consciente de que echar al mar a nuestras entrañables estatuas humanas o molerlas a palos en cuanto se pongan el disfraz no suena muy democrático, aunque muchos lo hubiéramos preferido (extendiendo el tratamiento a otros colectivos no menos molestos, como los grafiteros, los patinadores del Macba o los ciclistas de acera). Pero ya se sabe que nuestro ayuntamiento se ha creído que vivimos en la fábrica de chocolate de Willy Wonka.

No sé qué hará al respecto el doctorTriascuando, previsiblemente, logre la alcaldía el 22 de mayo, pero ya rezo para que a ninguno de sus secuaces se le ocurra la brillante idea de darles un tono patriótico a las estatuas humanas, sustituyendo a los desideologizados esperpentos de hoy por mitos patrios; algo que, francamente, no sé cómo no se le pasó por la cabeza alconsellerHuguet,que veía un sombrero mexicano en la Rambla y le daba una lipotimia. ¿Se imaginan una Rambla llena de sosias deRoger de Lluria, Rafael de Casanova, Lluís Companys, Pau Casals, el Timbaler del Brucy el Caganer? Si ni así entienden los extranjeros elfet diferencial, yo ya no sé qué más puede hacer el consistorio al respecto.