ENTREVISTA CON LA ACTRIZ

Leonor Watling: "El cine está malito, todos lo estamos"

Leonor Watling «El cine está malito, todos lo estamos»_MEDIA_1

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O. P.
MADRID

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Después de haber trabajo con Almodóvar, Álex de la Iglesia, Isabel Coixet y Cesc Gay, entre otros, la actriz madrileña -de madre británica y padre español- protagoniza ahora la comedia romántica Amor en su punto, una producción española rodada en inglés y en Dublín y donde da vida a una joven que se enamora de un columnista especializado en gastronomía que ama la buena mesa y tiene alergia a los compromisos.

-¿Es usted cocinillas?

-Cuando estoy de vacaciones. Me encanta pero no soy buena. Me gusta mucho la comida y, por mi trabajo, tengo la suerte de que me llevan a comer a sitios maravillosos.

-Amor en su punto es una producción española que se ha rodado en Dublín y en inglés. ¿Abrirse a los mercados internacionales es el futuro del cine español?

-Es natural. Obedece a una necesidad económica, para levantar una película necesitas coproductores extranjeros. Es una consecuencia buena, como la apertura al cine latinoamericano.

-¿Los actores españoles están obligados a mirar fuera para poder trabajar?

 

-Tenemos la tendencia de mirar fuera, pero no solo ahora sino siempre. No conozco a ningún actor que no se muera por rodar en Buenos Aires o Toronto. Además, si España está mal, ¿cómo no va a estarlo el cine? Hablar de crisis del cine no tiene sentido, ¿en comparación con qué? ¿Con la educación, la medicina? Claro que está malito, todos estamos enfermos. Pero en lo fundamental no lo estamos. Antes en la música no te hacía falta salir fuera, podías estar de gira por España y te salían bolos por todas partes. Ahora te tienes que ir a América Latina, que es, quizá, lo que deberíamos haber hecho desde el principio.

-En Amor en su punto los hombres se asustan cuando las mujeres quieren tener hijos. Un tópico, ¿no?

-La realidad está llena de tópicos, situaciones que a base de repetirse se convierten en norma. Las comedias tienen que hace hincapié en los tópicos, de ahí viene la hilaridad. Un hombre puede tener hijos hasta los 80 años. Una mujer no. Es biológico, no pasa por la intelectualidad ni por el feminismo. Como también hay mujeres que no quieren tener hijos.

-¿Comprende que haya feministas que abominen de esos tópicos?

-Hay una escritora inglesa muy graciosa, Caitlin Moran, que tiene un libro buenísimo, Cómo ser mujer. Ella escribe: «No hay ninguna mujer que no sea feminista». Puede que ella misma no se haya dado cuenta, pero vota, tiene carnet de conducir, puede abrirse una cuenta en el banco... Un montón de cosas que disfruta porque ha habido mujeres que se han peleado hasta la muerte. No separaría el feminismo del hecho de ser mujer. Pasa como en las manifestaciones, que solo sale la foto del que rompe el escaparate. Y aquí se fotografía a la feminista pirada.

-Habla de manifestaciones. ¿Cree todavía en el poder de la calle para cambiar las cosas?

-Sí, sobre todo a nivel personal. Son un recurso de la civilización antes de romper el statu quo y poner una guillotina en la plaza. Salir a gritar a la calles es un derecho. Es importante porque así sientes que no estás solo, que no solo te quejas en una charla de bar. No te lo estás inventando, hay mucha más gente como tú. Y eso es importante para el alma. ¿Utilidad real? No lo sé. La marea blanca consiguió que no se privatizara la sanidad, ¿no?

-Salir a la calle y no quedarte en un retuiteo. 

-Yo respeto todo. Estoy en un momento de mi vida, con hijos pequeños, en que no necesito salir a la calle, no me apetece esa energía. Me expreso de otras maneras, retuiteando por ejemplo, sí.

-¿Detesta más la parte glamurosa del cine o de la música?

-¿Detestar? No, qué va. Lo que detesto son otras cosas, como los recortes en sanidad. Respecto al glamur, depende de cuánta importancia le des. Si para ti es fundamental, me muero de pereza. Pero hoy me he puesto glamurosísima y tiene una parte divertida porque estoy presentando una película y hacía mucho tiempo que no estrenaba. La alfombra roja es un juego. Pero si eres Paris Hilton y todo tu trabajo es eso tiene que ser desquiciante. Esto es una cáscara, está vacío.

-Una curiosidad. ¿Sigue siendo Mario Vaquerizo su agente de prensa?

-No, hace mucho que no. Al final era yo el que le cogía el teléfono (risas). Estuvimos 10 años trabajando juntos muy bien. Cuando Mario empezó el primer reality ya se empezó a poner complicado. Pero nos queremos con locura.