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Larga vida al cuento corto

JORDI Puntí

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El suplemento literario del New York Times acaba de seleccionar esta semana los 100 libros «más notables» del 2010 entre lo publicados en Estados Unidos. Para simplificar las cosas, sus periodistas y críticos literarios también escogen los cinco mejores títulos de ficción y de no ficción. Es habitual que las listas incluyan confirmaciones evidentes, apuestas de futuro y alguna sorpresa inesperada, y este año no ha sido diferente. En el 2007, por ejemplo, la selección de Los detectives salvajes abrió los mercados internacionales para Roberto Bolaño.

El título más previsible de la lista es Freedom, de Jonathan Franzen, novela que retrata los desvelos de una familia del Medio Oeste durante la era Bush. Más sorprendente es la inclusión de La habitación, de la irlandesa Emma Donoghue, que ha escrito la historia de una madre y un hijo recluidos a la fuerza en una habitación. Es este un relato claustrofóbico y al mismo tiempo luminoso que se puede leer ya en castellano (Alfaguara) y catalán (Empúries). El tercer título escogido es A visit from the goon squad, de Jennifer Egan, una novela experimental que se construye a través de múltiples historias enlazadas. Destacándola, pues, se premia el riesgo de los editores. Pero lo relevante de verdad son los dos otros títulos, ya que se trata de antologías de cuentos: The New Yorker Stories, de Ann Beattie, y Selected Stories, de William Trevor. Aunque también escribieron novelas, ambos son autores consagrados como narradores de cuentos. Sus historias han aparecido en las mejores revistas y tienen una obra tan amplia que permite antologías memorables.

La inclusión de dos narradores breves entre los cinco mejores es toda una declaración de principios. Hemos escuchado cientos de veces el tópico editorial que dice que los relatos no venden, pero en cambio la gran tradición de la narrativa breve sigue viva y coleando en Estados Unidos. Más que nunca. A mí me gusta ver esta vitalidad como una herencia de las historias que se transmiten en las familias. Irlandeses, judíos, rusos, italianos, chinos o griegos que llegaron hace 150 años al nuevo país y trajeron con ellos una historia oral para contar. Capturar el mundo en pocas páginas: esto es lo que consiguen Ann Beattie y William Trevor. ¡Larga vida al cuento!