LOS ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

El negocio de la guerra

Todd Phillips aparca la comedia gamberra de la trilogía 'Resacón' para recrear en 'Juego de armas' un delirante caso real de tráfico ilegal de armamento

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BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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En el 2011, Guy Lawson escribió un artículo en la revista 'Rolling Stone' acerca de la historia real de dos jóvenes, Efraim Diveroli y David Packouz, que se habían convertido en traficantes de armas ilegales y habían conseguido vender al Gobierno de EEUU cargamentos de munición en mal estado para las tropas destacadas en la Guerra de Irak. Ahí por supuesto había una película. Y el director Todd Phillips, que en ese momento se hallaba saboreando el éxito de 'Resacón en Las Vegas', lo vio muy claro. "Estaba en un vuelo hacia Bangkok para rodar la segunda parte de 'Resacón' y no podía creer lo que leía", relata en una conversación con EL PERIÓDICO. "Era una historia con muchísimo potencial y cuando empezamos a investigar sobre ella, fuimos encontrando datos cada vez más surrealistas y fascinantes".

En efecto, la historia que cuenta 'Juego de armas' es de no dar crédito. ¿Cómo dos jóvenes sin experiencia lograron engañar al Gobierno y al ejército montando toda una red de tráfico fraudulento de armas? "Se han hecho montones de películas sobre guerra y soldados, pero pocas alrededor de lo que hay detrás de todo eso, del dinero y la gente que se enriquece con esas contiendas, que es un tema muy espinoso. En realidad, la película no pretende juzgar a los personajes, sino realizar una crítica contra el Gobierno y su falta de supervisión".

Cuenta Phillips que cuando salió el artículo de 'Rolling Stone', la página web que aparece en la película y que existe en la realidad, a través de la que se compraban las armas, cambió su funcionamiento, pero sigue activa. "En Estados Unidos, donde el tema de la legalidad de las armas sigue siendo muy controvertido, la historia sirvió para sacar los colores a mucha gente", apunta.

MALAS DECISIONES

En la pantalla, a Efraim lo encarna el carismático Jonah Hill (al que hemos visto crecer desde 'Supersalidos' a 'El lobo de Wall Street') y a David, Miles Teller, una de las nuevas estrellas de Hollywood a raíz del éxito de 'Whiplash'. De nuevo, una 'buddy movie', una película de compañeros masculinos que se embarcan en una aventura llena de descontrol y locura. "Mis películas giran en torno a personajes que toman malas decisiones y todo termina convirtiéndose en un embrollo. Por eso siempre son hombres, porque toman peores decisiones que las mujeres", bromea Phillips. El único personaje femenino lo encarna la actriz Ana de Armas, conocida en España gracias a series como 'El internado' y películas como 'Mentiras y gordas', que ahora materializa su salto definitivo a Hollywood (en estos momentos rueda la segunda parte de 'Blade Runner'. "Ella es el auténtico descubrimiento de la película, irradia luz y va a dar mucho que hablar".

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Con 'Juego de armas' el director cambia radicalmente de registro y se aleja de la comedia gamberra para abrazar otro tipo de géneros. Así, encontramos acción, drama, humor muy negro y muchas dosis de sátira política. Algo similar a lo que ocurrió con Adam McKay, que pasó de hacer películas como 'Hermanos por pelotas' a 'La gran apuesta', una afilada crítica en torno a la crisis económica que logró cinco nominaciones a los Oscar. "No por ser directores de comedias estamos alejados de la realidad que nos rodea. Quizá somos incluso más curiosos e intentamos sacarle punta a los temas más serios". 

Otro de los temas fundamentales sobre los que gira la película es la juventud y su ansiedad por conseguir dinero y éxito de la manera más rápida posible. "Tiene mucho que ver con la actitud de los 'millennials'. Han subvertido el esquema tradicional del sueño americano, que se basaba en conseguir cosas con el esfuerzo, trabajando duro. Las nuevas generaciones lo quieren todo demasiado rápido".