ENTREVISTA

Jaime Bayly: "Elegí ser un amante brioso antes que un buen padre"

El escritor peruano Jaime Bayly, en un hotel de Madrid, días antes de viajar a Barcelona para Sant Jordi.

El escritor peruano Jaime Bayly, en un hotel de Madrid, días antes de viajar a Barcelona para Sant Jordi. / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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Periodista. Escritor. Provocador. Bisexual. Y padre. Jaime Bayly (Lima, 1965) es todo eso y más. Es uno de los autores más relevantes de las letras latinoamericanas. Vive consagrado a la escritura. En 1997 ganó el Premio Herralde con 'La noche es virgen' y en el 2005 fue finalista del Planeta con 'Y de repente, un ángel'. Coqueteó con la política, pero salió escaldado. Ahora, en 'El niño terrible y la escritora maldita' (Ediciones B) cuenta su historia de amor con una joven, una "lolita" por la que dejó a su novio y se enfrentó a sus hijas.

¿Un libro que no hiere sensibilidades es un mal libro? Creo que sí.

¿Por qué? La buena literatura debería llevarte de viaje a sitios que no conoces. Debería mostrar secretos ocultos. Esta es una historia de amor en la que uno gana y otro pierde.

Usted siempre gana. Gané el amor de Lucía, pero perdí el de mis hijas. Y no por pocos años. Por suerte ya me han perdonado. Ahora tienen 23 y 21 años. Y lo que cuento en el libro ocurrió hace seis. No fue fácil para ellas.

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¿Ha sentido alguna vez miedo insuperable por tanta exhibición y exposición? Sí, una. Antes de publicar mi primera novela, 'No se lo digas a nadie' (1994). Medio año antes tuve un miedo tremendo. Sentí la oposición de mis padres, hermanos, esposa, suegros… Me decían que iba a arruinar mi vida. Exageraban, pero llamé a la editorial y les rogué que se abstuvieran de publicarla o que me dieran más tiempo.

¿Y qué hizo? Lloré. Y recé [risas]. Salió la novela y no fue para tanto. Sospecho que mi familia no la leyó ni antes ni después. Aunque sintieron que me había apropiado de su historia.  

Pero no hablamos de ego sino de arte, ¿no? Diría que sí, pero, ¿quién traza la frontera entre libertad de expresión artística y derecho a la intimidad? El artista dice que usa todo eso para crear. Pero las personas aludidas no siempre se sienten halagadas y te dicen que les estás vampirizando.

¿Y usted qué contesta? Que no lean el libro.

¿Hay que ser un poco enfermo mental para ser creativo? Sospecho que sí. Creo que el arte proviene de un trastorno, de un desajuste con la realidad. Algo no te gusta, te duele, te atormenta. De esa relación áspera con la realidad surge el arte. Cuando estás muy a gusto, enamorado y con algo de dinero en el banco no escribes una línea. Cuando te sientes un perro callejero, cuando tus hijas no quieren hablar contigo, cuando tu madre se avergüenza de ti entonces tienes ganas de contar tu versión de la historia. Toda historia de amor tiene varios relatos, el de los enamorados y también el de los despechados. Yo cuento mi versión. Pero hay otras.

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El lector siente empatía hacia sus hijas y su esposa. Me alegra oír eso. Lo que más me duele de esta historia es lo que tan torpemente provoqué en mis hijas. Yo me consideraba un buen padre. Bastante liberal y distraído, pero buen padre. Viajábamos juntos y lo pasábamos bien. Conocían a mi novio. Pero lo que ocurrió fue que por un lado estaba el hombre, el amante que tiene apetencias eróticas, y por otro, el padre con responsabilidad. No supe conciliar ambas facetas. Y ganó la del hombre. Ganó el egoísmo. Entre ser un buen padre y ser un amante con bríos insospechados ganó el amante. 

¿Le frustró? Claro. Estuve cuatro años sin verlas. Uno nunca está preparado para que tus hijos hagan contigo lo que tú hiciste con los tuyos. Yo he volcado todo mi rencor hacia mis padres. ¿Por qué me tocó un padre machista y una madre beata y monja frustrada? Dos homófobos y trasnochados. Uno se pasa la vida criticándoles hasta que tus hijas, cuando tienen 18 o 20 años, opinan lo mismo de ti. 

¿Hay algún día en el que no escriba nada? No, casi todos los días lo hago. Es una necesidad vital y espiritual. Nunca he escrito pensado "voy a ganar dinero, voy a ser un gran escritor". 

En 'El niño terrible y la escritora maldita' se desnuda. Y en otros muchos de sus libros también. ¿Cómo vence el pudor? Es más, ¿lo tiene? Sí, aunque no lo parezca. Lo perdí paulatinamente y con mi primera novela me sentí bastante liberado. La gente ya podía saber que me gustaban los hombres y las drogas.