En el infierno con Arda Turan

'Baskin', debut del turco Can Evrenol, se revela ya como una de las grandes sensaciones de Sitges-2015

El director Can Evrenol.

El director Can Evrenol.

JULIÁN GARCÍA / SITGES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace justo dos años, el director turco Can Evrenol (Estambul, 1982) presentó en Sitges su corto Baskin, en el que relataba el descenso a los infiernos de una unidad policial que entraba en un viejo caserón en el que se practicaban atroces ritos satánicos. Aquel corto dejó la platea en estado de shock, incluido a un tipo tan poco impresionable como Eli Roth, cuya película The green inferno se proyectaba justo después. Evrenol recuerda todavía la cara desencajada de Roth cuando le vino a ver y le espetó: «Pero tío, ¡esto que has hecho es muy grande!».Estos días se ha podido ver en Sitges, dentro de la sección oficial a competición, la adaptación de Baskin al largometraje; un nuevo ejercicio, ya en talla XXL, de terror sanguinario e inmundo, de viscosidad amniótica y lovecraftiana, convertido en una de las grandes sensaciones de un festival acostumbrado, de por sí, a las emociones fuertes. «Baskin es justo el tipo de película que me gusta, que describe mi gusto más personal», afirma Evrenol acerca de su memorable ópera prima.

El Barça y los catalanes

La escena inicial de Baskin, celebrada con estrépito en sus proyecciones en Sitges, tiene lugar en la mesa de un mugriento bar de carretera. Los policías se ponen a hablar de fútbol, del Barça, de Arda Turan y de Messi. Y de lo mucho que «molan» los catalanes. «El fútbol es religión en Turquía y mucha gente es del Barça. Yo soy del Galatasaray. En la película, esta escena está improvisada. Era ya la octava toma y pedí a los actores que improvisaran algo. Empezaron a hablar del Barça. Cuando lo vi, me eché a reír y me di cuenta enseguida de que le iba a encantar al público de Sitges», bromea Evrenol, que aparte de reputado director de cortos de terror y publicidad en Turquía (para Ikea, por ejemplo) ejerce de discjockey en Estambul.

El filme, que cuenta con Mike Hostench, subdirector del festival de Sitges, como uno de sus productores, está predestinado a convertise en obra de culto. «No es una película que llegue fácilmente a un público mayoritario, eso está claro, pero la reacción de la gente ha sido fantástica en los festivales que se ha visto. Veo que hay mercado para películas como la mía», opina Evrenol.