Entrevista

«Yo hablo en nombre de los que no tienen voz»

François Cluzet, en una imagen de 'Intocable'.

François Cluzet, en una imagen de 'Intocable'.

NANDO SALVÀ
MADRID

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Es uno de los actores más activos y prestigiosos del cine francés actual. Asegura que interpretar a un tetrapléjico en Intocableha sido uno de los grandes retos de su carrera.

-¿Qué retos supuso para usted meterse en la piel de un tetrapléjico?

-Tuve que ahondar en mis emociones y mis sensaciones porque sentí que tenía una responsabilidad frente al dolor de mi personaje. Recuerdo que un día empecé a saltar y seguí saltando hasta que me dieron calambres, y cuando sentí que me iba a desmayar me tumbé e intenté que el dolor me invadiera, para sentir siquiera un uno por ciento de los dolores de mi personaje. Los buenos actores son como los buenos ciclistas, no tienen miedo de hacerse daño subiendo la montaña.

-¿PuedeIntocable servir para derribar los prejuicios existentes frente a -los disminuidos?

-Eso espero. Mi sitio esta en el contrapoder, y el papel del contrapoder es ser subversivo, apuntar adonde duele, y hacer que las personas cuestionen esas democracias aquejadas de esclerosis, en cuyo seno la explotación del hombre por parte del hombre ha llegado a rozar la esclavitud.

-¿Cree usted que los actores deben mostrar un compromiso político?

-Sí y no. Nosotros actuamos para todo el mundo, sean extremistas de derechas, o de izquierdas, o centristas. Pero debemos protestar. En la primera entrevista que di, cuando tenía 20 años, declaré: «Soy una mujer negra, gorda y lesbiana». Porque mi función es hablar en nombre de los que no tienen voz, defender a los olvidados. A los palestinos, los birmanos, los coreanos del norte.

-Después de 30 años de carrera, ¿qué ve usted cuando echa la vista atrás?

-Todos somos el resultado de nuestras experiencias. Yo de niño conocí el dolor y la pena. A los 10 años no quería volver a casa después del colegio, me sentaba en un banco y me preguntaba cómo podría no parecerme a mis padres. Soñaba con ser un actor famoso. Hoy he cumplido mi sueño, soy afortunado. Lo único que no he logrado es ser genuinamente humano, porque eso requiere más de una vida. Hay pocas personas que lo logran, yo lo intento día a día.

-¿Cómo?

-Siguiendo los pasos de quienes me enseñaron a buscar la belleza, el bien y la verdad. Si un actor solo aspira a tener dinero y celebridad acabará siendo un niño malcriado y amargado. Yo rechazo ese trágico final. No tengo ego. Quiero terminar mis días siendo tan sencillo como un árbol.

-Usted ha trabajado tanto con viejos maestros como con nuevos talentos del cine francés. ¿Qué le gratifica más?

-Todo es relativo. Viejos actores como Jean Gabin o cineastas como Claude Chabrol me parecen mucho más modernos que la mayoría de artistas actuales. Yo pensaba que las esculturas de Giacometti eran muy modernas hasta que descubrí que se había inspirado en unas figuras etruscas. Todo es cuestión de actitud. ¿Quieres saber cuál es la mía? Vengo del escalafón más bajo de la escala social, así que yo solo puedo aspirar al progresismo.