De las cerillas a la Fama

Ramon Mascort (Barcelona, 1930) empezó coleccionando cajas de cerillas y tapones para continuar atesorando trozos de cerámica que encontraba por el campo. De allí pasó a comprar su primer objeto: una dracma emporitana, y acabó con una de las colecciones de arte más importantes del país y también más desconocida: la Col·lecció Mascort,Col·lecció Mascort, rica, sobre todo, en mobiliario, cerámica y pintura. Piezas que se exponen periódicamente en la fundación que el coleccionista abrió en Torroella de Montgrí (Baix Empordà) en el 2007 pero que difícilmente se ven en Barcelona. Por eso, "para darla conocer y para poner en valor el extraordinario patrimonio que hay en el país", afirma Carles Xarrié, presidente del Gremi d’Antiquaris, ha sido invitada a la segunda edición de Fama (Fira d’Art Modern i Antic de Barcelona), el encuentro que la corporación ha celebrado, en las Drassanes, hasta este domingo.

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"El coleccionismo catalán ha tenido mucho peso en la historia de nuestro arte. Y tenemos la obligación de reconocer este trabajo", continúa Xarrié. De manera que la fundación dispone de un estand en la feria tanto para explicar sus iniciativas como para mostrar su patrimonio. Ahí están un arcón de novia del siglo XVIII bellamente tallado y un escritorio del mismo periodo realizado en Torroella de Montgrí, plaza donde en la época se hacían un tipo de muebles de influencia francesa y gusto rococó muy preciados. Para ver el resto hay que ir hasta la Casa Galibern, la antigua residencia familiar de estilo colonial de los Mascort que acoge las exposiciones de la colección en el municipio ampurdanés.

PARA TODOS LOS GUSTOS Y BOLSILLOS

Pero las de la colección gerundense no son las únicas piezas que reúne la feria, aunque sí las únicas que no están a la venta. En las Drassanes hay de todo y para todos los gustos, desde una original mesa realizada con el ala de un avión hasta una figura ancestral dogon, pasando por la talla de marfil japonesa y la orfebrería europea, sin olvidar una gran representación de pintura española y catalana con nombres que van desde Torres García a Miquel Barceló. "Un conjunto muy completo y heterogéneo", a juicio de Xarrié, apto para grandes y pequeños coleccionistas ya que los precios oscilan entre los 400 euros y las seis cifras. 

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Esta es la segunda edición de la Fama, aunque la cita se declara heredera de los 36 salones celebrados por la histórica Fira d’Antiquaris con abrupto fin en el 2012. Tras dos años de parón renació en el 2015 con nombre y aires nuevos: "Es época de cambios y para vender antigüedades no hace falta tener una imagen antigua. Además no somos solo una feria de antigüedades, también exhibimos arte", aclara el presidente del gremio. El Fama echó el domingo el cierre con más de 7.000 visitantes, una cifra muy similar a la del año pasado. "Hemos cogido una velocidad de crucero que queremos mantener. Nos gusta este formato pequeño de una treintena de expositores que permite el equilibrio entre calidad y cantidad", concluye. Y todo en un entorno único: el gótico de las Drassanes.