CRÓNICA

Eagles Of Death Metal, celebración del poder liberador del rock

El grupo asociado a la tragedia del Bataclan en París ofreció en Apolo el concierto que había pospuesto en dos ocasiones

El grupo Eagles of Death Metal, durante su actuación este viernes en la Sala Apolo.

El grupo Eagles of Death Metal, durante su actuación este viernes en la Sala Apolo. / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Quizá será inevitable, pero Eagles Of Death Metal no tienen ganas de ser recordados como “el grupo que tocaba cuando lo del Bataclan”: durante su actuación del viernes en Apolo, la única referencia a la tragedia de noviembre del 2015 fue una bandera francesa vestida por Jesse Hughes, líder de la banda californiana, a la altura de esa climática ‘I love you all the time’.

Por lo demás, EODM evitaron discursos emocionales y se fijaron, sencillamente, la misión de armar la mejor fiesta posible, a base no de death metal –el nombre del grupo es engañoso– sino de boogie rock exento de complicaciones; como ellos mismos cantan en ‘Complexity’, “es tan fácil sin complejidad”. Lo suyo queda menos cerca de, digamos, unos Cannibal Corpse que de... ¿ZZ Top? De hecho, el guitarra Dave Catching parece salido de estos últimos con su gran barba blanca.

ANSIA DE DIVERSIÓN

Cuando asaltaron el escenario al son de ¡“Soy minero”!, el ruido humano era más de ovación final que de saludo inicial. Se palpaba el ansia de diversión, de afirmar el derecho a la fiesta: a la tercera iba a ir la vencida, después de que el grupo aplazara esta actuación en dos ocasiones, una por el atentado y otra después de sufrir Hughes rotura de tendón en una mano.

Arrancaron con ‘I only want you’, primer tema de su primer disco, para después insistir sobre todo en el repertorio de ‘Zipper down’ (2015): ‘Complexity’, el ataque a los 'hipsters' angelinos ‘Silverlake (K.S.O.F.M.)’ u ‘Oh girl’ calentaron progresivamente el ambiente hasta que dos sujetadores llegaron al escenario. Hughes los anudó con tino en su pie de micro. El ritmo trotón no descendió hasta bien entrada la actuación, con el doblete suave de ‘Now I’m a fool’ y su versión del ‘Save a prayer’ de Duran Duran.

‘Moonage daydream’, de Bowie, fue otra gran versión de una noche que ratificó a Hughes como líder energético hasta el delirio: hizo de exaltado predicador profano entre tema y tema (“¿Preparados para ser poseídos por el espíritu del rock’n’roll”?), se mezcló entre el público y subió al piso de arriba para rematar la celebración.