CRÓNICA

El dominio de una diosa

Meritxell Calvo arrasa en el Goya junto a Joel Joan en la inquietante 'Venus in fur'

Meritxell Calvo, una actriz casi debutante, junto a Joel Joan, en una escena de 'Venus in fur'.

Meritxell Calvo, una actriz casi debutante, junto a Joel Joan, en una escena de 'Venus in fur'.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
BARCELONA

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Meritxell Calvo fue la última actriz en presentarse alcastingdeVenus in fury, como ocurre en la obra de David Ives, fue también la que logró el papel de la enigmática Vanda. Ella, una casi debutante de 25 años, deslumbra encarnando a la intérprete que Alex Novak (Joel Joan), en la ficción director y adaptador de la pieza, busca para dar vida a la mujer ideal que, desde la óptica de sus deseos y fantasías, necesita para su propuesta teatral.

El proyecto que el actor y el responsable del montaje, Héctor Claramunt, llevaban entre manos desde que hace dos años se estrenara en Broadway, se iluminó con semejante aparición y el Goya ha podido poner en pie gracias a ello y en poco más de tres semanas uno de los hitos de su temporada. En la aceleración del montaje ha tenido que ver el próximo estreno del filme de Roman Polanski sobre la obra, con su mujer, Emmanuelle Seigner, de 47 años, como protagonista.

La cinta ha recibido elogios por la tensión psicosexual que desprende, por su malicioso sentido del humor y por la tendencia del cineasta a volcar sus obsesiones, en este caso sadomasoquistas. Todas estas cuestiones están bien dibujadas, aunque aquí hay un punto más de violencia, en esta ágil puesta en escena que cuenta con una intérprete más idónea, por su edad, en el rol de Vanda.

En la obra, la joven se presenta a la prueba con un atropellamiento que asusta a Novak. Pero las cañas se tornan lanzas y el dominador director acaba engullido por la metamorfosis de una mujer que rebate sus teorías y le demuestra que es ella quien tiene la llave del poder y la seducción. La pugna dialéctica en torno a la guerra de sexos acaba haciendo aflorar inquietantes verdades ocultas en un juego metateatral que mezcla realidad y ficción. Calvo domina la función con su energía y frescura. Desinhibida, aparece como Venus desnuda desarmando la falsa seguridad del director, que acaba sucumbiendo a una calculada estrategia. Joan evoluciona hasta acabar, con un medido histrionismo, brillando en el papel de sometido a la voluntad de esta diosa-mujer.