CRÓNICA

Cum laude para Blanca Portillo

La actriz conquista el Lliure con su memorable Segismundo de 'La vida es sueño'

Portillo, en el centro, durante una batalla de 'La vida es sueño', que estará en el Lliure hasta el día 17.

Portillo, en el centro, durante una batalla de 'La vida es sueño', que estará en el Lliure hasta el día 17.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

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Es injusto, pero se hace ine-vitable. Tan brutal resulta la actuación de Blanca Portillo en La vida es sueño que cabe hablar de dos obras: la que ella despacha con convicción y entrega absolutas como el príncipe Segismundo y la del resto del reparto de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) en la gran pieza de Calderón. Porque este sólido montaje con el que Helena Pimenta estrena su dirección de la CNTC está marcado a fuego por el nombre de la actriz.

El atractivo reclamo de una mujer para interpretar un personaje masculino desaparece en cuanto ella sale a escena. Portillo es Segismundo, sin más. La actriz despliega el catálogo de recursos que solo está al alcance de los grandes: por cómo habla, por cómo se mueve y por cómo transmite sus emociones. El verso poderoso, siempre cautivador, de Calderón de la Barca, en una luminosa versión de un dramaturgo de tanto calibre como Juan Mayorga, alcanza su vuelo más alto cuando brota de la voz de Portillo.

Así, el día del estreno, el público rompió a aplaudir después del monólogo más célebre del texto en cuando la intérprete apostilló «y los sueños, sueños son». Fue el primer homenaje de los espectadores, refrendado después en el saludo con reiteración, para una intérprete llamada a llevarse todos los premios por este papel. Y un elogio más: Portillo (Madrid, 1963) es ya una actriz madura, pero luce siempre un dinamismo y energía adolescentes.

También tiene mucho brío la ortodoxa, que no arqueológica, puesta en escena de Pimenta. Huye la directora de recursos demasiado modernizadores en una versión que se apoya en un uso efectivo de la escenografía para dibujar los pasajes de la obra. La música barroca de cuatro intérpretes, en directo como siempre es habitual en la CNTC, contextualiza de forma también efectiva.

Como queda dicho, el cum laude de Portillo deja en un plano inferior al resto de un elenco en el que Marta Poveda, que pone toda su energía juvenil como Rosaura, y David Lorente, que despliega su gracia como Clarín. El estreno evidenció de nuevo, por otra parte, que constipados y toses invernales (con devolución de entradas si es preciso) deberían vetarse en las plateas como los móviles. Y más cuando hay que escuchar versos como los de La vida es sueño.