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'45 años': la sombra de una duda

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{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"45 a\u00f1os \u00a0\u2605\u2605\u2605\u2605","text":"Direcci\u00f3n:\u00a0Andrew HaighCon:\u00a0Charlotte Rampling, Tom Courtenay, Geraldine James, Dolly WellsT\u00edtulo original:\u00a0'45 years'Pa\u00eds:\u00a0Reino UnidoDuraci\u00f3n:\u00a093\u00a0minutosA\u00f1o:\u00a02015G\u00e9nero:\u00a0DramaEstreno:\u00a018\u00a0de diciembre\u00a0del 2015"}}

Cualquier cosa, una simple carta, una fotografía encontrada cuando se está buscando algo distinto o un comentario inesperado, puede suscitar la sombra de una duda en las relaciones de una pareja. Incluso cuando está pareja, la formada en la película por Charlotte Rampling y Tom Courtenay –legado del mejor cine europeo, el que va de 'La soledad del corredor de fondo' a 'Bajo la arena', por citar un solo título de cada uno de los intérpretes–, lleva casi medio siglo viviendo juntos y en aparente y modélica compenetración, en una casa de campo situada en una apacible localidad del condado de Norfolk, con sus rutinas, sus canciones, su perro y sus escapadas semanales a la ciudad.

Esto es lo que ocurre en el filme dirigido por Andrew Haigh. Una carta, en la que se le anuncia al marido que una mujer de la que estuvo enamorado en el pasado ha sido hallada muerta en un glaciar suizo, lo pone todo patas arriba y resquebraja poco a poco, de manera pausada y lacerante, una relación que ella creía modélica.

Primero emerge la duda sobre si el esposo le ha escondido más cosas durante todo este tiempo, durante toda una vida. Después es la obsesión por saber quién fue ese gran amor del pasado. Después de la carta aparece una foto, y una colección de diapositivas, y los 45 años –el relato acontece en los días previos a la celebración del 45º aniversario de boda de la pareja–, se diluyen casi como un azucarillo en el café. Nada podrá volver a ser lo mismo y la estabilidad y felicidad se convierten irremediablemente en resquemor y desencanto.

AMARGO Y CONTENIDO

'45 años' es un filme tan amargo como contenido; admirablemente contenido. No hay ninguna salida de tono ni efecto dramático innecesario. Los rostros cansados de Rampling y Courtenay (rostros que incorporan a la ficción parte de la experiencia más allá de las pantallas de cine y escenarios teatrales que ambos han transitado) expresan el desasosiego y la inquietud con delicada fuerza: las expresiones siempre en el punto justo.

Es un buen filme, temperado en su puesta en escena, y un buen texto sobre aquello que nos hace replantearnos nuestra existencia. Y es, obre todo, un espléndido duelo actoral. El director había rodado cuatro años antes 'Weekend', una especie de 'Breve encuentro' entre dos jóvenes homosexuales. El amor que surge pero no puede cristalizar. En '45 años', el amor ha surgido y sedimentado, pero hasta el más duro asfalto puede romperse