CRÍTICA

'Maggie': Los zombis también lloran

NANDO SALVÀ

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{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"'Maggie' \u2605\u2605\u2605","text":null}}Arnold Schwarzenegger, en su día la máquina asesina más perfecta del cine, es aquí incapaz de matar a una única persona: su hija, infectada con un virus zombi y metáfora andante de la enfermedad terminal y la eutanasia. Pese a todos esos planos del actor mirando con severidad al horizonte -no es Laurence Olivier pero da el pego-, el óbito gradual de la muchacha resulta curiosamente tibio, por lo vago y confuso que es el mundo creado por el director Henry Hobson y porque el filme se esfuerza tanto por ser sombrío y melancólico que no nos da espacio para sentir nada a nosotros.