La catedral del mar 2.0

¿Por qué empeñarse en buscar información sobre otras latitudes y tiempos si lo que mejor conoce Ildefonso Falcones es la historia de Barcelona? ¿Para qué empeñarse en querer huir a otras geografías cuando lo que le están pidiendo los lectores, cada vez más volcados en las narraciones serializadas, es una nueva entrega que dé continuación al mayor éxito de este abogado barcelonés metido a escritor de best-sellers? Diez años han trascurrido desde que sin mucho ruido pero con precisión comercial echó a andar 'La catedral del mar', una historia perfectamente engrasada y calculada para impactar en las listas de los más vendidos cuyo modelo no declarado pero evidente fue 'Los pilares de la tierra' de Ken Follett. Hay que decir que lo fácil habría sido escribir la segunda parte de aquella historia inmediatamente después y no, Falcones no lo hizo, y se embarcó en otras historias; que si los moriscos, que si los gitanos... Siempre minorías oprimidas.

Solo ahora, después de algunas marejadillas como el haber obtenido la exculpación de la acusación de fraude a Hacienda (nada menos que 1,47 millones de euros), el autor se ha decidido a recoger velas y volver a casa. El resultado se llama 'Los herederos de la tierra' (Grijalbo / Rosa dels Vents), con una tirada inicial de 400.000 ejemplares, y es la continuación de 'La catedral del mar', pero no exactamente. Como aquella, nace con la voluntad de hacer pasear también a los lectores (como cazadores de pokemons, vaya) por una nueva ruta literaria, en otro episodio de Barcelomanía creciente. Si en 'La catedral del mar' (seis millones de libros vendidos) se exploraba el barrio de la Ribera, aquí las localizaciones son El Raval, con sus Reials Drassanes, su Hospital de la Santa Creu (el más viejo del mundo como institución) y sus dos barrios judíos, el Call Major y el Call Menor.

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Y como suele ser ya tradicional en las presentaciones de este escritor, la promoción se realiza con bastante pompa y a pie de calle, acompañados, esta vez, por una guía, la historiadora Lucía Conte, que aliña de saber histórico y anecdótico el verbo más bien circunspecto del escritor. Establecido el paisaje hay presentar a las figuras. Lo que supondrá alguna que otra decepción. La historia comienza en 1387, solo tres años después del final de ‘La catedral del mar’, y traslada el protagonismo a un joven protegido de Arnau Estanyol. Hugo Llor, huérfano de un marinero, sueña en convertirse en constructor de barcos mientras trabaja como obrero en las atarazanas en lo que será el inicio de una carrera de ascenso que permitirá al lector visitar todas las capas sociales de la ciudad medieval.

RAVAL FRENTE A LA RIBERA

También se excusa Falcones de algo que le reprocharán sus fans a buen seguro. Haber dejado relegado a un segundo plano a su querido Arnau Estanyol. "Lo hice porque creía haber contado totalmente su historia y un nuevo personaje me permitía desplazar la historia a otras zonas de la ciudad y desligarlo del barrio de la Ribera y de Santa Maria del Mar. Me gustaba mostrar cómo vivían ambos barrios y la rivalidad que se planteaba entre ellos, porque el Raval era un lugar con una mayor pobreza".

Las nuevas peripecias de Llor llevarán al muchacho a trabajar en uno de los viñedos que por entonces crecían en el Raval y en las tierras de cultivo de lo que luego será el Eixample y a convertirse en comerciante de la mano de unos judíos. "Entonces nadie se movía de su lugar de nacimiento, los únicos que viajaban era los mercaderes", dice Falcones, que en su futuro inmediato sabe que su 'Catedral del mar' va a tener un segundo empuje comercial gracias a la serie televisiva de ocho episodios serie televisiva producida por Antena Tres, TV-3 y Netflix que ya ha empezado a rodarse. "No, yo no voy a participar en el guion porque no sé nada de lenguaje audiovisual", concluye el autor.